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TRASTORNOS HEMOSTÁTICOS:CONSIDERACIONES GENERALES
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La mayoría de las hemorragias que se observan en la sala de urgencia se debe a traumatismo, como resultado de heridas locales, laceraciones y otras lesiones estructurales que ocurren en pacientes con hemostasis normal. Por el contrario, la hemorragia de sitios múltiples, de sitios sin traumatismo, el sangrado demorado después de varias horas de ocurrido un traumatismo y la hemorragia dentro de los tejidos profundos o articulaciones sugieren la posibilidad de un trastorno hemorrágico. Los datos en la historia clínica que indican la presencia de un trastorno hemorrágico congénito incluyen la presencia de sangrado inusual o anormal en el paciente y otros miembros de su familia y la posible ocurrencia de sangrado excesivo luego de extracciones dentales, procedimientos quirúrgicos o traumatismo. Muchos pacientes con trastornos hemorrágicos tienen un trastorno adquirido, que por lo común se debe a enfermedad hepática o uso de sustancias (en particular etanol, ácido acetilsalicílico, fármacos antiinflamatorios no esteroideos [NSAID], warfarina y antibióticos).
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El sitio de la hemorragia puede dar una indicación de la anormalidad hemostática, así, el sangrado mucocutáneo, incluyendo las petequias, equimosis, epistaxis, las hemorragias gas trointestinales y genitourinarias o el fuerte sangrado menstrual, son característicos de trastornos plaquetarios cualitativos o cuantitativos. A menudo, la púrpura se asocia con trombocitopenia y es común que indique una enfermedad sistémica. El sangrado dentro de las articulaciones y espacios potenciales, como el que ocurre entre los planos de la fascia y hacia el retroperitoneo, al igual que la demora en el tiempo de sangría, se asocian más comúnmente con deficiencias del factor de coagulación. Los pacientes que demuestran tanto un sangrado mucocutáneo como hemorragias dentro de los espacios profundos pueden tener trastornos como el de coagulación intravascular diseminada (DIC), en el que existen tanto anormalidades plaquetarias como defectos en el factor de coagulación. En general, las pruebas hemostáticas básicas y la valoración clínica son adecuadas para el diagnóstico (cuadro 41-1). Los estudios hemostáticos adicionales se solicitan según esté indicado (cuadro 41-2).
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