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Consideraciones generales
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A. Datos epidemiológicos
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Los niños constituyen una de las poblaciones de pacientes más diversas y desafiantes que atiende el médico de urgencias. Mientras que comprenden casi 30% de las personas en la sala de urgencias, sólo hay enfermedad y lesión graves en alrededor de 5%. La mayor parte de las visitas a urgencias no se evalúa en hospitales pediátricos, sino en salas de urgencias comunitarias. El reconocimiento temprano y el manejo enérgico de enfermedades y lesiones que afectan a pacientes pediátricos son de lo más importantes.
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Los datos epidemiológicos de la medicina de urgencias pediátricas cambian con la situación clínica. En el ambiente prehospitalario, las molestias de presentación comunes son traumatismo, crisis convulsivas, dificultad respiratoria y urgencias toxicológicas. En la sala de urgencias, las mayores molestias son fiebre, traumatismo, lesión, dificultad respiratoria, vómito, diarrea o infección de las vías respiratorias superiores.
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La evaluación del paciente pediátrico en la sala de urgencias requiere un enfoque por edades. La actitud tranquila, reconfortante y amable por parte del médico facilitará la recolección de información y estimulará la cooperación del paciente en el examen y las pruebas.
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El conocimiento del crecimiento y desarrollo de los niños con frecuencia se requiere para el diagnóstico, el manejo y las indicaciones médicas del paciente pediátrico. Suele ser difícil diferenciar la gravedad de la enfermedad y lesión pediátricas agudas. El reconocimiento de las diferencias anatómicas y fisiológicas recuerda al examinador que dada la proporción grande entre área de superficie y peso, puede haber pérdida de calor y traumatismo de órganos internos con pocos signos de lesión externa. Es importante entender las diferencias de las vías respiratorias para manejar la dificultad e insuficiencia respiratorias. Los métodos de evaluación observacionales pueden ser más sensibles a la agudeza de enfermedad y lesión en niños al tomar en cuenta variables como las características del llanto, la reacción a la estimulación por parte de la madre o el padre, la variación de estado, color de la piel, estado de hidratación e insinuaciones sociales de respuesta, como hablar y sonreír. Estas observaciones suelen ser más predictivas de enfermedad grave que el examen físico anatómico usando las técnicas estándar de palpación, percusión y auscultación.
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La evaluación y el manejo del paciente pediátrico que presenta zozobra requieren equipo de tamaño adecuado. En el cuadro 50-1 se muestran los tamaños de equipo para procedimientos invasivos en niños de diferentes grupos de edad.
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