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El sistema inmunitario nos protege en contra de infecciones por bacterias, hongos, virus y parásitos; también nos defiende en contra de los tumores malignos o cancerosos; además es el responsable de rechazar los tejidos ajenos que son trasplantados de una persona a otra. Para realizar todas estas funciones, este sistema inmunitario cuenta con un conjunto de órganos, tejidos, células, moléculas y genes de cuyo funcionamiento equilibrado depende la salud de los seres humanos y en general de todos los animales vertebrados del planeta. Para facilitar la comprensión y el entendimiento de la estructura y función de este sistema, lo dividiremos arbitrariamente en órganos centrales o primarios y órganos secundarios o periféricos (fig. 10-1). Es importante señalar que el sistema funciona como un todo y que su estudio en partes es sólo con el propósito de facilitar su comprensión.
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En la resistencia contra agentes infecciosos participan una serie de mecanismos no específicos como la integridad de la piel y las mucosas, el pH ácido del estómago y de la vagina, la tos y el parpadeo constante también ayudan a mantenernos libres de infección. También participan en forma inespecífica ciertos compuestos como la lisozima de las lágrimas, las beta lisinas, los interferones y el sistema del complemento. Además de estos compuestos también participan los leucocitos polimorfonucleares y las células citotóxicas naturales (natural killer o células NK). Este conjunto de elementos mecánicos, químicos y celulares participan como primera línea de defensa en contra de las infecciones, y su participación se conoce con el nombre de respuesta inmunitaria inespecífica o respuesta inmunitaria innata (fig. 10-2).
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Por el contrario, cuando ya los gérmenes rompieron las barreras e invadieron o se instalaron dentro del huésped, se inicia una serie de eventos complejos que incluyen entre otros la formación de anticuerpos y de linfocitos T citotóxicos y los T cooperadores. A este tipo de respuesta inmunitaria que es inducida por un agente infeccioso o por un agente químico o mediante la vacunación le llamamos respuesta inmunitaria adquirida o específica (fig. 10-2). Este tipo de respuesta se caracteriza por su extrema especificidad, además la podemos transferir de un organismo a otro y cuando nos exponemos por segunda ocasión al mismo agente inductor de la respuesta, el sistema responde de una manera más rápida y más eficiente, es decir, tiene memoria.
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Los órganos primarios o centrales del sistema inmunitario adquirido son el timo y la médula ósea y los órganos secundarios o periféricos incluyen: el bazo, los ganglios linfáticos, las amígdalas palatinas, el tejido linfoide del anillo de Waldeyer, las placas de Peyer...