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La amenaza sombría de la guerra biológica y del bioterrorismo es real. Nadie en este planeta está a salvo de sus posibles consecuencias. Más adelante se resumirá el ataque bioterrorista por carbunco en Estados Unidos en el otoño de 2001; también se describirá un caso de peste y brotes de sarampión y botulismo, naturales. Con los casos en cuestión y sus respectivos comentarios se busca crear en el lector conciencia de la importancia y de las consecuencias posibles de la guerra biológica y del bioterrorismo.
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CASO 20: CARBUNCO COMO FORMA DE BIOTERRORISMO EN ESTADOS UNIDOS, 2001
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Caso índice en el sur de Florida
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El 2 de octubre de 2001, un varón de 63 años fue llevado al servicio de urgencias de un centro médico del sur de Florida, por fiebre, vómito y confusión. Cuatro días antes había presentado mialgias, fiebre, y malestar general, sin síntomas focales específicos. Tenía el antecedente de una cardiopatía leve, pero por lo demás tenía buena salud.
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En la exploración física se observó que el paciente estaba letárgico y desorientado. Su temperatura era de 39°C, su presión arterial de 150/80 mmHg, su pulso de 110 latidos/min y tenía 18 respiraciones/min. La única anormalidad posible que se detectó como un dato adicional en la exploración física fue la presencia de roncus al auscultar el tórax. No se percibieron estertores. El enfermo no mostró rigidez de la nuca ni signos de Kernig y Brudzinski. Se practicaron múltiples hemocultivos. Antes de una punción lumbar se comenzó la administración de cefotaxina y vancomicina intravenosas.
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El hematócrito del enfermo fue de 46%; su recuento leucocítico, de 9 400 células/μl, de las cuales 77% era PMN, 15% linfocitos y 8%, monocitos. Los resultados de su química sanguínea fueron normales. En la primera radiografía de tórax (consultar N Engl J Med 2001; 354:1607) se identificaron infiltrados en zonas basales y ensanchamiento del mediastino. El LCR obtenido en la punción lumbar era turbio, con una concentración de glucosa de 57 mg/100 ml, proteínas de 666 mg/100 ml y 4 750 leucocitos/μl, de los cuales 81% era PMN y 19% monocitos. El LCR también contenía eritrocitos. La tinción de Gram del LCR mostró innumerables PMN y numerosos bacilos grampositivos grandes, a menudo en cadenas. Se pensó en carbunco como diagnóstico y se agregó al régimen terapéutico penicilina G intravenosa.
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El laboratorio del centro médico identificó Bacillus anthracis (cap. 11), 18 h después del cultivo del LCR, y se identificó el mismo bacilo en los hemocultivos.
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En el segundo día de su estancia hospitalaria, el enfermo tuvo una convulsión generalizada. Se le colocó una sonda endotraqueal y se inició la ventilación asistida. Desarrolló hipotensión arterial e insuficiencia renal. El enfermo falleció al tercer día de su permanencia en el hospital.
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En la necropsia se observó edema tisular generalizado con exceso de líquido en la cavidad peritoneal. Se detectó colapso parcial de los pulmones sin signo de consolidación en el parénquima pulmonar. Se identificaron áreas de hemorragia subpleural y perivascular y también hubo abundante sangre en el mediastino y hemorragia en ganglios linfáticos. El corazón, el hígado y el bazo fueron normales y no se estudió el cerebro.
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El enfermo trabajaba como coordinador fotográfico de un gran tabloide en el condado de Palm Beach, Florida. El 19 de septiembre de 2001, él revisaba una carta que sus colaboradores describieron como sospechosa, pues contenía polvo. Nunca se halló la carta. Se identificó en el cultivo B. anthracis (cap. 11) en 20 de 136 muestras ambientales sometidas a investigación del 8 a 10 de octubre de ese año. Los cultivos positivos incluyeron dos de 21 que estaban dentro del área de trabajo del paciente. Se identificaron otros cultivos positivos en el cuarto de correo de la compañía, en el vehículo en que se transportaba el correo y en la oficina de un portador asintomático, quien presentó un cultivo nasal positivo para B. anthracis. Entre el 25 de octubre y el 8 de noviembre de ese año se detectaron más cultivos positivos de otras zonas del sitio laboral. Se recomendó un programa profiláctico con antibióticos a más de 1 000 personas.
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Un segundo paciente que trabajaba en la compañía editora y que había estado expuesto extensamente a correspondencia propia del trabajo, comenzó a mostrar signos de enfermedad el 28 de septiembre de 2001 y su caso fue notificado como causado por la posible inhalación del bacilo de carbunco, el 4 de octubre. Se le hospitalizó el 1º de octubre y se comenzó la antibioticoterapia. En el exudado nasal obtenido el 5 de octubre de ese año se identifico B. anthracis, pero no se detectó dicho germen en los cultivos de sangre, lavado bronquial y líquido pleural obtenidos después de comenzar la antibioticoterapia. En dos muestras de líquido pleural se detectó B. anthracis por medio de la reacción en cadena de la polimerasa. De esa manera, este paciente constituyó el segundo caso de carbunco por inhalación. Sobrevivió y fue dado de alta del hospital el 17 de octubre de 2001.
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Zonas de Washington, DC, Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut
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El 18 de septiembre del año 2001, se envió desde Trenton, Nueva Jersey, una carta que contenía una gran cantidad de esporas de B. antracis dirigida al “Coordinador Editorial del New York Post”. Se envío otra carta idéntica, en la misma fecha, al encargado de noticias de la televisión NBC. El 9 de octubre de 2001 fueron enviadas dos cartas casi iguales desde el mismo sitio a las oficinas de dos senadores estadounidenses en el Distrito de Columbia y cada una contenía una gran cantidad de esporas de B. antracis muy refinadas y preparadas. Las cuatro cartas contaminaron los edificios del servicio postal y el equipo, salas de correo y oficinas a las que fueron dirigidas, y tal vez otras salas de correos.
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Se produjeron 22 casos de carbunco en total, incluidos los casos de Florida, como consecuencia de las cartas contaminadas. Hubo 11 casos de carbunco por inhalación confirmado por el laboratorio, y de ellos cinco personas murieron. Se produjeron 11 casos de carbunco cutáneo, nueve confirmados por el laboratorio y dos más por sospecha. Los casos se produjeron en el sur de Florida (como se describió en párrafos anteriores), Nueva Jersey, la zona del Distrito de Columbia, Nueva York y Connecticut, y afectaron más bien a personas que trabajaban en instalaciones postales de Nueva Jersey y de la zona del Distrito de Columbia, que contaban con equipo de alta velocidad para el manejo de correspondencia y a personas que trabajan en salas en que se abrían o manejaban cartas y otros artículos. En algunos de los casos, incluidos los que culminaron en la muerte en Nueva York y en Connecticut, no se pudo obtener detalle alguno de exposición.
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Miles de personas en Florida, el Distrito de Columbia, Nueva Jersey y Nueva York, con posible exposición a B. antracis, recibieron profilaxis antimicrobiana. Se planteó el uso de una vacuna experimental contra el carbunco en las personas expuestas. Los sitios contaminados fueron cerrados y descontaminados. Se emitió una alerta a nivel nacional y tal vez mundial sobre el peligro del carbunco, y gobiernos e instituciones locales invirtieron grandes recursos. Todo lo anterior se produjo a gran costo. Es posible que durante algún tiempo persista el estado de alerta de la investigación y la necesidad de invertir más recursos.
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Bioterrorism-related anthrax. Emerg Infect Dis 2002;8(No. 10). Entire issue (31 articles).
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Bush
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BH, Beall
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N Engl J Med 2001;345:1607.
[PubMed: 11704685]
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Kyriacou
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N: Anthrax: From antiquity and obscurity to a front-runner in bioterrorism.
Infect Dis Clin North Am 2006;20:227.
[PubMed: 16762737]
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CASO 21: UN BROTE DE VIRUELA
El último caso de viruela que ocurrió en Yugoslavia se produjo en 1927. En dicho país, se continuó la vacunación a nivel nacional para proteger a los habitantes contra los casos importados. En 1972, un peregrino que volvía de la Meca cayó enfermo por un cuadro febril no diagnosticado. Amigos y parientes lo visitaron de diversas áreas; dos semanas más tarde 11 de los visitantes enfermaron con fiebre elevada y exantema. Los pacientes desconocían la naturaleza de su mal, y sus médicos, de los cuales pocos habían atendido algún caso de viruela, no hicieron el diagnóstico preciso.
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Uno de los 11 enfermos fue un maestro de 30 años que en muy breve tiempo entró en una fase muy grave con viruela hemorrágica, forma que no pudo ser diagnosticada en un lapso razonable por los expertos. El maestro recibió en primer lugar penicilina en una clínica local. Se agravó cada vez más y fue llevado a una sala de dermatología en un hospital general y después a otra similar en la capital y por último, a una unidad de cuidados intensivos, porque sangraba profusamente y estaba en choque. Falleció antes de que se hiciera el diagnóstico definitivo y fue enterrado dos días antes de que se identificara el primer caso de viruela.
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Los primeros casos fueron diagnosticados con exactitud cuatro semanas después de que enfermó el primer paciente, pero para esa fecha se habían infectado 150 personas; de ellas, 38 se infectaron por el joven maestro (que incluyeron dos médicos, dos enfermeras y otros cuatro miembros del personal del hospital). Los casos se produjeron en zonas muy distantes de dicha república. Para la fecha del diagnóstico, los 150 casos secundarios habían comenzado a exponer a otra generación de casos. Surgieron dudas sobre el número de otros casos no detectados.
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Las autoridades sanitarias emprendieron una campaña de vacunación a nivel nacional; se establecieron clínicas para vacunación masiva y puntos de revisión en carreteras para revisar los certificados de vacunación. Se vacunaron 20 millones de personas. Se investigaron hoteles y departamentos residenciales, que fueron acordonados por el ejército y se obligó a todos los contactos conocidos de los casos a ser concentrados en dichos centros, bajo vigilancia militar. En promedio 10 000 personas estuvieron detenidas y aisladas durante dos semanas o más. Mientras tanto, países vecinos cerraron sus fronteras. Nueve semanas después de que enfermó el primer paciente cesó el brote. En forma global, 175 personas presentaron la viruela y de ellas 35 fallecieron.
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CASO 22: PESTE
El 2 de agosto de 1996, un varón de 18 años que vivía en Flagstaff, Arizona, fue llevado a una clínica ambulatoria porque durante dos días había presentado fiebre, dolor en la ingle izquierda y diarrea. Al ser explorado no tenía fiebre, pero el pulso era de 126 latidos/min, tenía 20 respiraciones/min y su presión arterial era de 130/80 mmHg. Se detectó hinchazón y dolor a la palpación en la ingle izquierda. Se le diagnosticó distensión de un músculo de esa zona y se atribuyó a una caída dos días antes. Se le administraron antiinflamatorios no esteroideos, se le indicó una dieta líquida y se le envió a su hogar. El 3 de agosto, el joven señaló que se sentía débil, tenía dificultad para respirar y se desmayó mientras se bañaba. Se solicitaron los servicios de urgencia y mientras los técnicos médicos lo atendían presentó un paro cardiaco. Fue llevado al servicio de urgencias del hospital y se le declaró muerto poco después de llegar a él.
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El 8 de agosto, en los hemocultivos de sangre obtenida en el servicio de urgencias, en forma presuncional se detectó Yersinia pestis, por tinción por anticuerpos fluorescentes, dato que se confirmó por lisis específica por bacteriófago en el laboratorio del Departamento de Salud del Estado de Arizona. En los CDC se confirmó la identidad de Y. pestis en otras muestras obtenidas del cerebro, el hígado, el pulmón y el humor vítreo, obtenidas en la necropsia. Una investigación epidemiológica hecha por funcionarios sanitarios señaló que muy probablemente el joven se infectó el 27 de julio como consecuencia de picaduras de pulgas infectadas por Y. pestis al caminar por una colonia de perros de las praderas (Cynomys gunnisoni) en el Condado Navajo. En dos de cuatro perros que eran mascota y que vivían en casas cercanas a la colonia de los perros se identificaron concentraciones altas de anticuerpos contra dicho microorganismo. Se señaló a los dueños el peligro de que presentaran peste; se les pidió que encerraran a los animales y que periódicamente les aplicaran un insecticida en polvo. También se regó insecticida para controlar la población de pulgas, a las madrigueras de los perros de praderas que estaban dentro de un radio de 800 metros de las residencias.
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Fatal human plague—Arizona and Colorado, 1996.
MMWR Morb Mortal Wkly Rep 1997;46:617.
[PubMed: 9218646]
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Stenseth
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et al: Plague: Past, present, and future. PLoS Med 2008;15:5:e3.
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CASO 23: UN BROTE DE BOTULISMO
En los meses de agosto y octubre de 1993, funcionarios de salud pública en Italia fueron notificados de nueve casos de botulismo de tipo B, de dos brotes en diferentes comunidades al parecer sin relación alguna. El resumen siguiente incluye las investigaciones hechas por el Observatorio Regional de Salud de Campania del Instituto Nacional Italiano de Salud. El trastorno se vinculó con el consumo de berenjenas en aceite, asadas y distribuidas comercialmente.
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El 14 de agosto, dos meseras que trabajaban en un restaurante que servía emparedados en Santa Maria de Castellabate, fueron llevadas al hospital local por disfagia, diplopía y estreñimiento. Se hizo en ellas el diagnóstico clínico de botulismo. El 12 de agosto, las víctimas habían preparado y consumido emparedados de jamón, queso y berenjenas. Una tercera mesera también consumió los emparedados y presentó dispepsia y se le indujo vómito. No mostró síntomas neurológicos. El propietario del local, que había probado un pedazo de la berenjena del mismo frasco, el 12 de agosto, no presentó síntomas. El cocinero que abrió originalmente el frasco de las berenjenas en aceite, asadas, rebanadas y distribuidas en el comercio y que había probado el contenido el 11 de agosto, presentó diarrea. El cocinero y el propietario señalaron que las berenjenas sabían a un alimento descompuesto.
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Se hizo el diagnóstico presuncional de botulismo en las dos pacientes hospitalizadas y ambas recibieron antitoxina trivalente contra la enfermedad, y mejoraron poco a poco. No se contó con muestras de alimento para estudios ni se detectó la toxina botulínica en el suero de las dos meseras hospitalizadas. Sin embargo, más adelante los coprocultivos indicaron la presencia de Clostridium botulinum tipo B (caps. 11 y 21).
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El 5 y el 6 de octubre, cuatro de nueve personas de una familia amplia que habían comido juntos el 2 de octubre fueron hospitalizadas en Nápoles por la sospecha de botulismo. La comida consistió en aceitunas verdes, jamón, ensalada de judías y hortalizas, queso mozzarella, chorizo y berenjena preparada comercialmente. Con base en la investigación y el análisis de los antecedentes alimentarios se implicó a la berenjena como el origen probable de los trastornos (riesgo relativo, no definido; P <0.01). Los pacientes recibieron antitoxina equivalente contra el botulismo y poco a poco mejoraron. La investigación indicó que el 27 de septiembre otro miembro de la familia había abierto y mojado un tenedor en el frasco sospechoso con la berenjena; no comió de dicha conserva, pero usó el tenedor para tomar otros alimentos. El 28 de septiembre comenzó a mostrar vómito, disfagia y diplopía pero no fue hospitalizado; sus síntomas cedieron espontáneamente. El 8 de octubre no tenía síntomas, pero fue hospitalizado y recibió antitoxina trivalente contra el botulismo después de haber diagnosticado la enfermedad en otros miembros de la familia.
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Uno de los sujetos hospitalizados desarrolló debilidad de los músculos respiratorios y requirió ventilación mecánica. La muestra de suero de un enfermo no indicó la presencia de toxina botulínica. Los coprocultivos de tres pacientes señalaron la presencia de C. botulinum tipo B proteolítico. No se pudo obtener berenjena para estudios.
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Estudios de seguimiento
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La berenjena preparada y distribuida comercialmente, sospechosa de ocasionar ambos brotes, fue producida por una compañía y vendida únicamente en Italia. El señalamiento de dicha compañía en relación con la preparación de dicho alimento fue: se lavaron durante toda una noche, se marinaron las rebanadas de berenjena en una solución de agua, vinagre y sal de mesa; se asaron y más adelante se colocaron en recipientes de vidrio. Se agregaron ajo, pimientos, orégano y ácido cítrico. Las mezclas fueron cubiertas con aceite de girasol y se sellaron con técnica de tapa hermética; después de llenados los recipientes hirvieron en agua durante 30 min. No se midió frecuentemente el pH del producto. Se estudió un total de 119 frascos de la berenjena del mismo lote que produjo los brotes, y no se detectaron esporas de C. botulinum ni toxina botulínica. El pH del producto varió de 3.9 a 5.1 y en 24 de los frascos cuyo contenido se estudió el pH fue mayor de 4.6 (20%).
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Type B botulism associated with roasted eggplant in oil—Italy, 1993.
MMWR Morb Mortal Wkly Rep 1995;44:33.
[PubMed: 7808385]
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Villar RG, Elliott SP, Davenport KM: Botulism: The many faces of botulinum toxin and its potential for bioterrorism. Infect Dis Clin North Am 2006;313.
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Breve historia de la guerra biológica
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En el siglo xviii en la guerra entre franceses e indígenas estadounidenses (1754-1767) se propagó la viruela. El 24 de junio de 1763 un oficial británico regaló mantas que contenían fómites provenientes de un hospital para variolosos, a estadounidenses nativos en el Valle del Río Ohio; surgió así una epidemia de viruela entre los indígenas. La viruela entre estadounidenses europeos quizá contribuyó al problema.
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En la Primera Guerra Mundial se consideró que Alemania había utilizado B. anthracis y Burkholderia mallei (cap. 16) para contaminar secretamente alimentos para animales y animales de colaboradores neutrales que comerciaban con los Aliados.
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Entre 1932 y 1945, Japón tenía en Harbin, China, un programa para la creación de armas biológicas. Se identificaron 150 edificios, cinco campos satélites y 3 000 científicos y, como mínimo, atacaron a 11 ciudades chinas. Los microorganismos fueron B. anthracis, N. meningitidis (cap. 20), especies de Shigella (cap. 15), y V. cholerae (cap. 17), y Y. pestis (cap. 19). Fueron contaminados alimentos y agua. Se arrojaron cultivos a las casas y se regaron aerosoles desde aviones. Desde tales vehículos se dispersaron 15 millones de pulgas infectadas de peste, en cada ataque. Diez mil prisioneros fallecieron por infecciones experimentales. Las tropas japonesas sufrieron 10 000 bajas y 1 700 muertes. Se calcula que en las aldeas fallecieron 270 000 personas.
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Entre 1942 y 1969, Estados Unidos tenía un programa de armas biológicas en Fort Detrick, Maryland, y con sitios de prueba en Mississippi y Utah. Los sitios de producción se localizaron en Terre Haute, Indiana, y en Pine Bluff, Arkansas. Los agentes biológicos preparados y almacenados fueron B. anthra cis, toxina botulínica, Francisella tularensis (cap. 18), Brucella suis (cap. 18), Coxiella burnetii (cap. 26), enterotoxina B estafilocóccica y virus de la encefalitis equina venezolana (cap. 38). La capacidad bélica de productos biológicos fue destruida entre 1971 y 1973.
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En la década de 1940, las fuerzas aliadas intentaron crear armas biológicas de guerra con B. anthracis. En experimentos con bombas, una isla pequeña fue contaminada y declarada insegura (la isla Gruinard en el Mar del Norte, lejos de la costa de Escocia). En dicha isla persistieron las esporas viables de B. anthracis. En 1986 se descontaminó la isla a un gran costo con formol y agua de mar (cap. 15). En 1984 seguidores del culto Rajneeshee utilizaron Salmonella typhimurium para contaminar la barra de ensaladas en 10 restaurantes en The Dalles, Oregon. Se produjeron 751 casos de enteritis y 45 hospitalizaciones.
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En la década de 1990, los seguidores del culto Aum Shinrikyo supuestamente lanzaron tres ataques infructuosos con armas biológicas, en Japón, y para ello utilizaron B. anthracis y toxina botulínica. En 1992 enviaron miembros a la antigua Zaire para obtener virus Ébola y así crear armas biológicas. En marzo de 1995 esparcieron el gas sarin en el sistema del metro de Tokio y murieron 12 personas.
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En 1996 se produjo un brote por Shigella dysenteriae (cap. 15) tipo 2 en 12 de 45 trabajadores de laboratorio de un hospital. La cepa de Shigella fue idéntica a la del conjunto de cultivos almacenados en un congelador del laboratorio de microbiología de ese hospital. Un desconocido contaminó roscas y muffins y las colocó en la salita en donde el personal consumía bocadillos y bebidas. Alguien reveló la presencia de los dos alimentos contaminados por correo electrónico, y para ello se valió de la computadora de un supervisor que en ese momento estaba ausente.
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Desde finales de la década de 1990, ha habido cientos o tal vez miles de amenazas de propagar B. anthracis a través de sistemas de ventilación de edificios o por correo tradicional. En Estados Unidos varias organizaciones gubernamentales investigaron tales situaciones, a gran costo. Al final se comprobó que dichas situaciones eran falsas, hasta el otoño de 2001.
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El brote de carbunco de Sverdlovsk en 1979
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Sverdlovsk (Yekaterinburgo) es una ciudad de 1.2 millones de habitantes, a 1 400 kilómetros al oriente de Moscú. Está en la vertiente oriental de los Montes Urales, en la frontera entre Europa y Asia. Ahí fueron asesinados el último zar de Rusia y su familia. En ella había grandes fábricas de armamento ahora clausuradas. En 1979, Boris Yeltsin era el secretario general del Partido Comunista de la región.
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En abril de 1979 se produjo en esa ciudad un brote de carbunco por inhalación. El primer caso se registró el 4 de abril y en las seis semanas siguientes hubo un total de 77 casos corroborados, con 66 fallecimientos (la revisión ulterior señaló que hubo 79 casos y 68 fallecimientos). La enfermedad se manifestó en 55 varones que tenían un promedio de edad de 42 años; ningún varón tuvo menos de 24 años. El ataque incluyó 22 mujeres con una media de edad de 55 años; solamente dos de ellas, de 24 y 32 años, tenían menos de 40 años. No hubo niños infectados, lo cual no se pudo explicar, porque los menores estuvieron en peligro.
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En orden de frecuencia, los signos y síntomas fueron fiebre, disnea, tos, cefalea, vómito, escalofríos, debilidad, dolor en abdomen y en el tórax.
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En el comienzo, los enfermos fueron internados en sus hospitales y clínicas locales. A partir del 12 de abril de 1979, los que tenían fiebre alta u otros signos de posible carbunco fueron concentrados en el hospital número 40 de la ciudad.
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En la región de ciudad en que vivían gran parte de los pacientes, brigadas de bomberos lavaron los exteriores de edificios y los árboles. Fueron eliminados perros callejeros, y se pavimentaron calles. Carteles y periódicos advirtieron sobre el consumo de carne no inspeccionada. (Inicialmente se dijo que el brote había constituido carbunco gastrointestinal, en personas que consumieron carne descompuesta).
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Desde mediados de abril se inició un programa de vacunación voluntaria para personas sanas de 18 a 55 años de edad y para ello se utilizó una vacuna a base de esporas no encapsuladas. Se seleccionaron 59 000 personas y 80% de ellas recibió la vacuna cuando menos una vez.
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Gran parte de las 77 personas enfermas vivía y trabajaba en la zona meridional de la ciudad. Algunas acudían a clases de la reserva militar o tenían otras razones para situarse en esa área. Otros individuos tenían trabajos que los acercaron a esa zona de la ciudad. De los 66 casos identificados geográficamente, 60 pertenecían a una zona angosta de unos 4 km de longitud que se situaba desde el sur, en una instalación militar de microbiología hasta el límite meridional de la ciudad.
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En un área mayor de 50 km al sur de Sverdlovsk, se mataron o sacrificaron obligatoriamente corderos y vacas. Los animales pertenecían a seis aldeas, todas dentro del área sur de la instalación militar de microbiología. El carbunco en animales ha sido enzoótico en la región de Sverdlovsk desde antes de la revolución rusa, pero los casos registrados en animales en 1979 se produjeron en las zonas a favor del viento, al sur de la instalación militar de microbiología.
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Los registros meteorológicos del aeropuerto que estaba 10 km al este de la ciudad, indicaron que solamente el lunes 2 de abril de 1979, los vientos provenían del norte. Todo lo anterior supone que en los casos de carbunco en humanos y animales fueron consecuencia de la propagación de B. anthracis en la instalación militar de microbiología el 2 de abril de año mencionado.
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Una conclusión importante de las observaciones comentadas es que el periodo de incubación correspondiente al carbunco por inhalación es de dos a 43 días, con una media de nueve a 10 días.
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Se hicieron necropsias en 42 de las personas que fallecieron y se identificaron necrosis hemorrágica de ganglios linfáticos torácicos y mediastinitis hemorrágica.
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En 1992, Boris Yeltsin, para ese entonces presidente de Rusia, afirmó que no se habían activado en la mañana del 3 de abril de 1979 los filtros de aire de la instalación militar comentada y así se produjo la propagación involuntaria de esporas de B. anthracis en el entorno. Nunca se supo si la contaminación se produjo el 2 de abril, como lo indicaron los registros de dirección de vientos, o el 3 de abril como señaló la afirmación de Yeltsin.
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En épocas ulteriores se practicó reacción en cadena de polimerasa en tejidos de las muestras de necropsia. Se utilizaron cebadores para detectar la región variable del gen νrrA del cromosoma de B. anthrasis; dicho gen tiene una función desconocida. Incluye cinco categorías con número variable de repeticiones en tándem (VNTR, variable number of tandem repeats). Se identificó en cada cepa de B. anthracis sólo una categoría de VNTR. Los resultados del análisis de PCR indicaron que en las muestras de tejido se detectaron, como mínimo, cuatro de las cinco categorías de las cepas conocidas.
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Abramova
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et al: PCR analysis of tissue samples from the 1979 Sverdlovsk anthrax victims: The presence of multiple
Bacillus anthracis strains in different victims.
Proc Natl Acad Sci U S A 1998;95:1224.
[PubMed: 9448313]
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Meselson
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et al: The Sverdlovsk anthrax outbreak of 1979.
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[PubMed: 7973702]
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Se ha sugerido el uso de innumerables agentes o se han probado en actos de bioterrorismo o guerra. En la lista sobresalen cuatro de ellos: B. anthracis, carbunco; viruela; Y. pestis, peste y la toxina botulínica. Para la peste se necesita un vector que es la pulga, y la dispersión de toxina botulínica es difícil. Sin embargo, siguen siendo graves problemas las enfermedades del carbunco y la viruela como lo señala la propagación accidental de aerosoles del carbunco en la instalación militar de microbiología en la antigua Unión Soviética en 1979, los 22 casos de carbunco inducido por bioterrorismo en Estados Unidos en 2001 y el brote de viruela en Yugoslavia en 1972.
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La Organización Mundial de la Salud ha calculado el número de víctimas que podrían causar un ataque hipotético con materiales biológicos de guerra. Si se supone que se liberan 50 kg del agente desde un aeroplano en una línea de 2 km en favor del viento en un centro poblacional de 500 000 personas, con el carbunco se podrían abarcar unos 20 km en dirección del viento y quedarían 125 000 personas incapacitadas y morirían unas 95 000.
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En 2001 en Estados Unidos se hicieron grandes intentos para afrontar posibles incidentes en que se usaban agentes biológicos con fines bélicos. Pudo advertirse que las respuestas actuales y futuras que sean significativas obligarían a la utilización de importantes recursos de los gobiernos federal, estatal y local. Es esencial la enseñanza de la comunidad médica y también la del público y personas que elaboran las políticas públicas.
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Conviene llegar a un consenso internacional que prohíba el empleo de armas biológicas como agentes de terrorismo o de guerra.
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Cieslak
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