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INTRODUCCIÓN

El crecimiento intrauterino sigue siendo considerado uno de los signos clínicos más importantes de bienestar fetal, y ha sido tema de interés científico desde tiempo inmemorial.

El crecimiento y el desarrollo embrionario y fetal está determinado en los seres humanos por varios factores genéticos y epigenéticos. Los factores genéticos son el genotipo y el sexo fetales, y los genotipos materno y paterno. Los factores epigenéticos o ambientales incluyen la edad, la paridad y la salud materna, su estado nutricional, factores hormonales y socioeconómicos, entre otros1-4. En 1974, Polani5 estimó que aproximadamente el 38% de la variación del peso del recién nacido podría explicarse por factores genéticos y el 62% restante, por factores ambientales o epigenéticos. De estos factores epigenéticos, sólo la mitad podría ser atribuida a factores maternos; el resto quedaría sin explicación. En los últimos decenios, el desarrollo de técnicas analíticas y moleculares han permitido caracterizar a escala bioquímica o molecular nuevos factores placentarios, maternos y fetales. Sin embargo, la función fisiológica de varios de estos factores no ha sido claramente establecida.

La determinación del crecimiento fetal ha mejorado también con los avances en el campo del diagnóstico prenatal utilizando tecnologías de alta precisión6. En las últimas décadas, estudios clínicos y epidemiológicos de niños nacidos con retraso del crecimiento intrauterino han indicado que algunos de ellos presentan alteraciones del crecimiento lineal en la lactancia y la niñez, además de un riesgo mayor de sufrir complicaciones metabólicas en su vida adulta1, 7-10. Es necesario reconocer que, a pesar de las numerosas investigaciones realizadas en este campo, son muchos los interrogantes que aún quedan por responder.

FACTORES PLACENTARIOS

El crecimiento fetal es el resultado de una serie de procesos anabólicos de diferentes grados de complejidad funcional, y no el resultado de una progresión uniforme de la replicación celular. Antes de la implantación placentaria, el desarrollo embrionario requiere una división celular rápida, con formación de patrones celulares primitivos y líneas germinales que posteriormente constituirán órganos bien definidos2, 11. En esta etapa inicial del desarrollo, las células se comunican entre sí por contacto directo y dependen del metabolismo anaerobio12. Con la implantación de la placenta y con el desarrollo simultáneo de sistemas enzimáticos, se produce el cambio de metabolismo anaerobio a metabolismo aerobio; estos cambios fisiológicos son indispensables para la diferenciación celular. Además de estos cambios metabólicos, el desarrollo de la circulación fetoplacentaria permite un transporte nutricional más eficaz, con un aumento significativo en la multiplicación celular fetal. Esta unidad fetoplacentaria está caracterizada por la armonía topográfica existente entre la circulación materna y la fetal, separadas por el tejido placentario13-15. El principal determinante de la perfusión fetoplacentaria es el flujo cardíaco materno, del cual depende el flujo uteroplacentario y la distribución de la sangre en la circulación fetal15...

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