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En la población general, uno de cada 4 000 a 10 000 individuos padece una deficiencia de la secreción de hormona de crecimiento (GH), aislada o asociada a insuficiencia de otras hormonas hipofisarias1, 2. El antecedente de parto en posición podálica o de anoxia perinatal son hallazgos frecuentes3. En otros casos se detectan lesiones que afectan la región hipotálamo-hipofisaria, malformaciones, tumores, infiltraciones neoformativas que acompañan al cuadro, o son el resultado de la exposición a radiaciones o traumatismos4. Si bien en la mayoría de los casos no es posible demostrar una causa que explique la deficiencia (deficiencia idiopática), en los últimos años se han individualizado, en un número cada vez mayor de pacientes, alteraciones moleculares en los genes que participan en los mecanismos de síntesis, secreción y acción de la GH. Según diferentes autores, entre un 5 y un 30% de los pacientes con retraso grave del crecimiento asociado a insuficiencia idiopática de la secreción de GH tienen algún familiar con la misma patología, lo que sugiere su origen genético1-3.
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En 1981 Phillips y cols.5 identificaron mutaciones en el gen (GH-1) que codifica la hormona de crecimiento, en pacientes con grave retraso del crecimiento y un cuadro clínico característico. Esta asociación ha sido confirmada desde entonces por diversos autores, iniciándose una nueva etapa en la interpretación fisiopatológica de las manifestaciones clínicas de niños con talla baja extrema6.
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Posiblemente la alteración de genes específicos que participan en la acción y regulación de la función del eje somatotropo resulte más frecuente de lo actualmente demostrado. En opinión de Vnencak-Jones y cols.7 y Parks y cols.8, más del 35 % de los pacientes con una talla inferior a 4 DE por debajo de la media y niveles de hormona de crecimiento bajos en respuesta a pruebas farmacológicas, pueden padecer una alteración genética que afecta a la síntesis o secreción de dicha hormona. Por otra parte, en pacientes con retraso grave del crecimiento y concentraciones séricas de GH normales9, se ha hallado una alteración en la bioactividad de esta hormona, justificada en algunos casos por una mutación en el mismo gen GH110.
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La deficiencia de GH puede también asociarse a síndromes genéticos conocidos. En estos casos la deficiencia es un fenómeno secundario, y en la mayoría de los pacientes no se ha podido identificar una alteración genética que específicamente afecte a la secreción de GH. Sin embargo, la asociación entre alguno de estos síndromes y la deficiencia de GH no es constante. Esto sugiere que pueden intervenir genes, asociados a los que determinan el síndrome, que afectan directa o indirectamente a la secreción de GH, o que ciertos factores ambientales facilitados por la presencia del síndrome influyan negativamente en la producción o acción de la GH.
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