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INTRODUCCIÓN

El crecimiento y la mineralización del esqueleto óseo son procesos que se inician durante el desarrollo fetal y continúan a ritmos diferentes durante la infancia y adolescencia hasta la tercera década de la vida, momento en que se alcanza el pico máximo de masa ósea. A partir de entonces la masa ósea se mantiene constante hasta la quinta o sexta décadas, edad en la que comienza a declinar progresivamente.

En las sociedades occidentales, como consecuencia de la prolongación de las expectativas de vida, la osteoporosis es uno de los problemas de salud más importantes, con altos índices de morbilidad e incluso mortalidad en las últimas décadas de la vida.

La infancia y la adolescencia son las épocas en las que se produce el crecimiento del esqueleto óseo y se adquiere el pico de masa ósea. Si al finalizar éstas no se ha alcanzado un pico de masa ósea adecuado, el riesgo para el desarrollo posterior de osteoporosis estará incrementado con relación a aquellas poblaciones que sí lo adquirieron. Es del máximo interés que todas las poblaciones pediátricas, tanto normales como con patología, lleguen a la tercera década de la vida con un nivel óptimo de masa ósea para prevenir el ulterior desarrollo de la osteoporosis.

CRECIMIENTO Y MINERALIZACIÓN DEL TEJIDO ÓSEO

El hueso es un tejido conjuntivo que posee la característica de tener una matriz extracelular mineralizada, que lo convierte en una estructura apta para el soporte del organismo. Es un tejido metabólicamente muy activo sometido a un proceso constante de aposición y resorción. Alberga en su interior la médula ósea hematopoyética y es reservorio de importantes iones que pueden ser almacenados y liberados de forma controlada. Se desarrolla a partir de moldes cartilaginosos, y su volumen aumenta progresivamente durante los períodos embrionario, fetal y posnatal, estando totalmente formado al finalizar la pubertad, en el momento en que se alcanza la talla adulta.

El proceso de osificación se desarrolla de dos modos diferentes: la osificación endocondral y la osificación intramembranosa. La osificación endocondral se caracteriza por la neoformación ósea a partir del cartílago de crecimiento: una única célula, el condrocito, presenta diversas fases madurativas y sintetiza una matriz que posteriormente se mineraliza, dando lugar a la formación de nuevo hueso y al crecimiento en longitud de los huesos largos del organismo. El crecimiento en grosor se realiza a partir de la capa de osteoblastos del periostio del hueso previamente formado. La osificación intramembranosa se caracteriza por la formación de hueso a partir de una estructura mesenquimal. Este proceso tiene lugar en los huesos planos de la calota craneana. Macroscópicamente se distinguen dos formas de hueso: el hueso cortical, más compacto y resistente que se localiza en la periferia del hueso, y el hueso trabecular, dispuesto en forma de láminas, menos compacto, pero metabólicamente más activo, localizado en el interior del hueso en contacto con ...

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