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Siempre ha existido una estrecha relación entre la diabetes y la nutrición. Fueron los egipcios, en el año 3500 a. de C., los primeros que intentaron mejorar la diabetes. Más tarde en la India, hace 2 500 años, Susrota y Charaka reconocieron la importancia de la dieta en la diabetes y aplicaron cambios en la alimentación para corregirla1.A finales del siglo xviii se llegó a considerar que la diabetes era una enfermedad gástrica y el producto de la “azucarización” de los alimentos vegetales en el estómago, lo que condujo a la prescripción de ayunos prolongados y a la formulación de dietas pobres en hidratos de carbono y ricas en grasas como pilares de la terapia2. En 1921, el descubrimiento de la insulina por Banting y Best abrió un nuevo camino en el tratamiento de la diabetes, y dividió la historia de esta enfermedad en dos etapas; sin embargo, el aspecto nutricional no perdió relevancia.
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Es imposible enfocar el problema de la diabetes mellitus sin tener en cuenta la nutrición, pues existe una estrecha e ineludible relación entre ambas. La diabetes ha adquirido en los últimos años dimensiones de epidemia. Así, se calcula que en el año 2030 se habrá duplicado el número de personas con diabetes (366 millones) con respecto al año 20003. Este aumento en la incidencia de la diabetes se ha relacionado de forma muy importante con los cambios en los patrones de alimentación de la población. Hoy se considera que la importancia de la nutrición en la diabetes mellitus radica en que puede: 1) constituir un factor de riesgo para el desarrollo de la diabetes; 2) influir en las manifestaciones y complicaciones de la diabetes; y 3) ser parte fundamental del tratamiento de la enfermedad. La eficacia de las intervenciones nutricionales en la diabetes ha sido claramente demostrada4,5.
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NUTRICIÓN Y RIESGO DE DIABETES
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La diabetes mellitus de tipo 1 (DM1) es una enfermedad autoinmunitaria en la cual el sistema inmunitario del paciente destruye las células β de los islotes de Langerhans, lo que se traduce en una deficiencia total o relativa de insulina. En la mayoría de los casos este proceso se considera el resultado de la interacción de la propensión genética del individuo, de naturaleza poligénica, con factores ambientales. Hasta el momento se han identificado alrededor de 20 regiones génicas involucradas en el riesgo de diabetes de tipo 1. Actualmente se considera que la enfermedad no se desarrolla de la misma forma en todos los individuos, sino que es el resultado común de diversas vías etiopatológicas. En este contexto, la mayoría de los individuos genéticamente susceptibles están expuestos a uno o varios factores ambientales pero sólo algunos desarrollan la enfermedad. La mayor parte de los agentes ambientales no se consideran diabetogénicos en sí mismos, sino que son ...