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Bioética y prescripción médica
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En la actualidad, la prescripción médica es un acto científico, ético y legal. En el orden científico es el resultado de un proceso cognitivo donde el médico, a partir del juicio específico adquirido, elabora un diagnóstico y decide una acción; si ésta es terapéutica, surge la prescripción médica.1 La falta de calidad científica es la primera falta ética del profesional en salud.
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El criterio prescriptivo se ha complicado enormemente en los últimos años, por una parte debido al progresivo e imparable desarrollo tecnológico, que exige una actualización permanente en los profesionales; por otra parte, los pacientes son actualmente personas conscientes de sus derechos y cada día más informados de las alternativas de tratamiento, lo que también exige amplio conocimiento farmacológico del personal médico; otro punto más es el incremento progresivo de costos de los medicamentos, lo cual ha obligado a generar diferentes formas para contenerlos, sea a través de programas públicos, sistemas de salud administrada, seguros de salud, guías clínicas o solicitudes de los propios enfermos o sus familiares; finalmente, la industria farmacéutica recurre a estrategias de venta orientadas a influir de diversas maneras en las indicaciones médicas.2
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La receta médica ha pasado por tanto a constituir un acto profesional complejo y difícil, dependiente del conocimiento de la información científica, regulaciones sanitarias, políticas institucionales, demandas de los enfermos, estrategias directas e indirectas de promoción, además de cambios culturales que influyen en las decisiones prescriptivas.
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La receta médica constituye un acto científico-técnico y un acto moral con múltiples consecuencias.
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Desde los principios de la bioética, concordantes con los señalamientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS),3 los fundamentos para una adecuada prescripción son los mismos que los de una buena práctica clínica. El principio de beneficencia señala que el médico buscará el mejor interés para su paciente, siempre dentro del campo de la terapéutica; bajo el principio de no maleficencia, evaluará el riesgo/beneficio de la administración de un medicamento, conociendo a profundidad cada uno de ellos, calculando efectos adversos e interacciones medicamentosas; bajo el principio de autonomía, tratará de respetar las preferencias del paciente y le aportará todos los datos necesarios para que este comprenda los efectos de cada fármaco y sus implicaciones, por último, bajo el principio de justicia hará uso adecuado de los recursos institucionales en este campo, así como tratará de recetar el mejor medicamento al menor costo posible;4 bajo el principio de proporcionalidad, no es ético llevar a cabo acciones diagnósticas o terapéuticas desproporcionadas, de las que no se pueden esperar un beneficio terapéutico o paliativo cierto para el enfermo.5
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La responsabilidad en la indicación apropiada de fármacos exige que los médicos estén bien formados en farmacología y bien informados de los avances de la investigación en nuevas drogas. En ello influyen los programas de educación continua y las guías o normas de las ...