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El adjetivo “décima” representa un hito y en el caso de la “décima edición” de un libro de texto, es evidencia de la aceptación del lector. Esta respuesta continuada de los lectores generaría un orgullo paterno entre los que crearon la edición original hace más de 45 años. Aún puedo recordar vívidamente la reunión en la Ciudad de Nueva York en la que John DeCarville, un editor de McGraw-Hill congregó a David M. Hume, Richard C. Lillehei, G. Thomas Shires, Edward H. Storer, Frank C. Spencer y a mí para crear un nuevo libro de cirugía. La nueva publicación debía funcionar como compañera a la obra médica recién publicada de Harrison. La recepción favorable de la primera edición fue muy alentadora. La consistencia del estilo y la inclusión deliberada de 52 capítulos para permitir la revisión de un capítulo por semana a lo largo de un año resultó muy atractiva. Después de la publicación inicial y luego de las trágicas y prematuras muertes del Dr. Lillehei, el Dr. Hume y el Dr. Storer, el Dr. Shires, el Dr. Spencer y yo tuvimos el privilegio de dirigir seis ediciones más en los 35 años siguientes. Bajo la dirección del Dr. F. Charles Brunicardi y sus editores asociados se infundió una nueva vitalidad a las tres ediciones más recientes.
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Si se consideran las diez ediciones en secuencia, sirven como crónica de la drástica evolución que ha experimentado la cirugía en los últimos 50 años. Los encargados de proporcionar información vigente al lector han tenido que filtrar e incorporar avances científicos extraordinarios e inesperados, así como innovaciones técnicas. Al momento del origen de la primera edición, no se había alcanzado el éxito en el trasplante cardiaco, hepático o intestinal. El tratamiento adyuvante para una amplia variedad de neoplasias malignas estaba en sus inicios. La cirugía de mínima invasión no se convertiría en una realidad por dos décadas más. En el otro lado del espectro, los procedimientos quirúrgicos que ocupaban antes el centro de los simposios habían quedado en la oscuridad. La vagotomía para la úlcera péptica se había convertido en una rareza como consecuencia de la apreciación de la función de Helicobacter pylori y la eficacia de los inhibidores de la bomba de protones. Los procedimientos quirúrgicos para descomprimir la hipertensión portal en el tratamiento de las varices esofagogástricas sangrantes ya desaparecieron de la programación de los quirófanos. Fueron sustituidos por la derivación portosistémica intrahepática transyugular (TIPS) y la aplicación liberal del trasplante hepático.
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Como dijo Bob Dylan: “The Times They Are A-changin”. Y seguramente seguirán cambiando, y a un ritmo inesperado. Las bases científicas para la práctica de la cirugía crece a un paso cada vez más rápido, y las mejoras y avances tecnológicos también son extraordinarios. La difusión del conocimiento creciente ha reducido el mundo, se requiere una extensión o adaptación de los métodos modernos a los países en vías de desarrollo y las poblaciones con pocos recursos. La importancia del internacionalismo se manifiesta en los estudios clínicos y la obtención de datos aportados por nuestros colegas cirujanos al otro lado de los océanos que nos rodean. Por lo tanto, es apropiado que se desarrolle un “sabor” más internacional para Principios de cirugía respecto a las citas y los colaboradores. La consideración distintiva de la medicina global y también en las cualidades de liderazgo en la cirugía que deben fomentarse es la evidencia del credo editorial de “mantener la modernización” y “anticipar el futuro”.
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Mientras los editores y colaboradores continúen aportando la información más actualizada con una claridad que facilite el aprendizaje, se espera que la semilla que se plantó hace más de medio siglo continúe floreciendo y conserve la aprobación de su público.
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Seymour I. Schwartz, MD, FACS
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Distinguished Alumni Professor of Surgery
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University of Rochester School of Medicine and Dentistry