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La cabeza y el cuello constituyen una región anatómica compleja en la que diferentes procesos patológicos pueden afectar la capacidad de una persona de ver, oler, oír, hablar, ingerir alimentos y líquidos o respirar. En muchos de los trastornos de esta región es esencial recurrir a un enfoque multidisciplinario cuyo propósito sea lograr que el tratamiento proporcione los mejores resultados. En este capítulo se revisan varios de los diagnósticos comunes que se encuentran en el campo de la otorrinolaringología y en la atención quirúrgica de la cabeza y el cuello, con la finalidad de ofrecer una sinopsis general que sirva de base a los profesionales clínicos para comprender las enfermedades de la cabeza y el cuello. Como se observa en todas las ramas de la cirugía, el cuidado de los pacientes con trastornos de la cabeza y el cuello cambia de manera constante a medida que la calidad de vida y los costos de la medicina evolucionan.
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PADECIMIENTOS BENIGNOS DE LA CABEZA Y EL CUELLO
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Las infecciones pueden lesionar los oídos externo, medio o interno. En cada uno de estos casos, la infección puede seguir un curso agudo o crónico y acompañarse de complicaciones otológicas e intracraneales. La expresión otitis externa se refiere de manera característica a la infección de la piel del conducto auditivo externo (EAC, external auditory canal).1 Con frecuencia, la otitis externa aguda se conoce como oído de los nadadores, dado que el proceso lo inicia casi siempre la humedad que persiste dentro del meato después de nadar y causa maceración de la piel y prurito. De modo característico, el paciente traumatiza después la piel del conducto al rascarse (p. ej., con un hisopo o con la uña) y deteriora así la barrera protectora normal de piel y cerumen. Puesto que el ambiente dentro del conducto auditivo externo ya es oscuro, tibio y húmedo, se torna a continuación susceptible a la rápida proliferación microbiana y la celulitis del tejido. El microorganismo causal más común es Pseudomonas aeruginosa, aunque también se encuentran otras bacterias y hongos. Los signos y síntomas de la otitis externa incluyen prurito durante las fases iniciales y dolor con tumefacción de los tejidos blandos del conducto conforme avanza la infección. En el conducto se acumulan desechos descamados infectados. En la etapa inflamatoria crónica de la infección remite el dolor, pero se presenta prurito intenso por periodos prolongados, con engrosamiento gradual de la piel del conducto externo. El tratamiento habitual requiere la eliminación de los desechos mediante otomicroscopia y administración de antibióticos tópicos apropiados, como gotas para los oídos con neomicina/ polimixina o quinolonas. Estos preparados incluyen con frecuencia hidrocortisona para atenuar de modo inespecífico el dolor y la tumefacción. También es posible emplear fármacos distintos de los antibióticos, como el ácido acético al 2%, en particular en infecciones mixtas bacterianas y micóticas. Asimismo, ...