Éstos son tiempos complicados para la medicina académica. Son en particular fastidiosos para los departamentos de obstetricia y ginecología. En combinación con las rigurosas limitaciones al patrocinio, existe una supervisión molesta, a veces con regulaciones sin sentido, además de una multitud de formatos y papeleo que nos impone una burocracia abultada que además sigue creciendo. A pesar de estas dificultades en apariencia abrumadoras, los jefes de los departamentos académicos y los directores de los programas de residencia resisten y mantienen el énfasis en los principios básicos que son fundamentales para la capacitación académica. Es a estos incondicionales individuos que dedicamos esta 24ª edición de Williams Obstetricia.