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Los Centers for Disease Control and Prevention definen la atención preconcepcional como “un grupo de intervenciones dirigidas a identificar y modificar los factores de riesgo biomédicos, conductuales y sociales para la salud de una mujer o los resultados del embarazo a través de la prevención y el tratamiento (Johnson, 2006). Se han establecido los siguientes objetivos para la atención preconcepcional avanzada:
Mejoramiento del conocimiento, actitudes y conductas de varones y mujeres con relación a la salud preconcepcional.
Aseguramiento de que todas las mujeres en edad fértil reciban servicios de atención preconcepcional (lo que incluye detección del riesgo basada en evidencias, promoción de la salud e intervenciones) que permitan llegar al embarazo en un estado óptimo de salud.
Reducir los riesgos indicados por un resultado adverso de un embarazo previo a través de intervenciones interconcepcionales para evitar o reducir los resultados adversos recurrentes.
Disminución de las disparidades en los resultados adversos del embarazo.
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El American College of Obstetricians and Gynecologists (2012c) también ha reafirmado la importancia de la atención preconcepcional y entre los embarazos.
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Para ilustrar las condiciones potencialmente modificables, se revisan los datos que describen el estado de salud de las mujeres que parieron un recién nacido vivo en Estados Unidos en el año 2004.
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En el cuadro 8-1 se demuestra la elevada prevalencia de muchas enfermedades que pueden ser susceptibles de intervenciones durante el periodo preconcepcional y entre los embarazos (D’Angelo, 2007). Sin embargo, para que sean exitosas, las estrategias preventivas que mitigan estos riesgos potenciales para el embarazo deben proporcionarse antes de la concepción. Para estas fechas, la mayor parte de las mujeres se da cuenta que está embarazada (por lo general una o dos semanas después de que ocurre la pérdida del primer periodo menstrual) cuando el embrión ya se ha formado. Así, muchas estrategias de prevención (p. ej., la administración de ácido fólico para evitar los defectos del tubo neural) serán ineficaces si se inician para esa fecha. Resulta interesante que casi 50% de los embarazos no son planificados y éstos a menudo se acompañan de un riesgo mayor (Cheng, 2009).
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