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Los desastres naturales continúan siendo una fuente impredecible de morbilidad y mortalidad en todo el mundo y constituyen un reto singular para los médicos de la medicina de urgencias.
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Aunque la mecánica, periodo de alerta e impacto entre los diversos tipos de desastres varía ampliamente, hay aspectos comunes que aplican a estos eventos y su respuesta subsiguiente. La pérdida de recursos (económica, social y sanitaria) se encuentra de manera invariable en la comunidad poco después del desastre; la preparación antes del evento y la infraestructura fuerte a menudo determinan la respuesta de la comunidad y la recuperación de la catástrofe. Además, pueden anticiparse enfermedades particulares con base en la familiaridad de la patología local (cuadro 7-1). Quizá el aspecto más sobresaliente para los médicos de urgencias es realizar esfuerzos que deben implementarse con base en los datos de desastres previos siendo sensibles al desastre y a la región afectada.
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PÉRDIDA DE LOS RECURSOS
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La mayor parte de los desastres naturales (ya sean por agua, viento, fuego o nieve) causan alteración de los sistemas de energía, comunicaciones y transporte. En las naciones en vías de desarrollo y también en Estados Unidos, ciudades enteras pueden ser destruidas de manera instantánea, superando los recursos sanitarios disponibles, tanto de personal como de infraestructura. En tales casos, el sistema tradicional de clasificación podría no ser eficaz.3 Un análisis realizado en el año 2002 por los Centers for Disease Control and Prevention después del huracán determinó que la mayor parte de las urgencias de salud pública fueron consecuencia directa de falta de energía eléctrica, lo que limitó el acceso a agua, alimentos y atención médica.4 Los servicios iniciales, como energía eléctrica, agua potable y servicios sanitarios pueden no estar disponibles por periodos prolongados, la planificación de cualquier desastre médico debe incluir alternativas simples y prácticas a tecnologías con las que probablemente no se contará durante un desastre.
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La falta de comunicaciones es una característica común de las fases de impacto y tardía del desastre. Incluso con los equipos más refinados puede haber apagones en regiones o pérdida de la electricidad para cargar los dispositivos. En la experiencia que se obtuvo durante el huracán Katrina, el único método de comunicación por un periodo significativo fue el teléfono estándar, fijo a la pared. En algunos casos, los mensajeros ...