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La hemorragia aguda después de lesiones traumáticas produce una tasa de mortalidad en las salas de urgencias de 30 a 40%.1 Los objetivos iniciales del tratamiento son el control de la hemorragia y la reanimación con mejoría del volumen intravascular. La reanimación inicia en el entorno prehospitalario y continúa en las salas de urgencias. Las soluciones cristaloides, coloides y hemoderivados son los principales extensores de volumen para la disminución del volumen intravascular. La hemorragia aguda es la principal causa de pérdida de volumen intravascular que obliga a una reanimación intensiva con líquidos (cuadro 26-1). La reanimación con líquidos y con sangre es una medida transitoria para mantener vivo al individuo y limitar la morbilidad hasta que se corrija la causa subyacente. Otro proceso que causa pérdida de plasma y electrólitos (p. ej., deshidratación, quemaduras) puede requerir tratamiento intensivo con líquidos, pero la administración de sangre no suele ser una preocupación inmediata. Este capítulo se centra en aspectos relacionados con la reanimación con líquidos y hemoderivados del choque hemorrágico agudo. La reanimación de las quemaduras se revisa en el capítulo 210, Quemaduras térmicas, y la reanimación para la septicemia se revisa en el capítulo 145, Síndrome de choque tóxico y síndrome de choque tóxico estreptocócico, así como en el capítulo 146, Estado de choque séptico.
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El axioma sostenido desde hace mucho tiempo de que el objetivo de la reanimación con líquidos es “llenar el tanque” y restablecer con rapidez la normovolemia ha sido puesto en duda en la última década. Esto se basa en las preocupaciones de que restablecer la normovolemia y normalizar la presión arterial en casos de hemorragia continua puede acelerar la pérdida de eritrocitos y por tanto afectar aún más la capacidad de transporte de oxígeno. Varias investigaciones en laboratorio y estudios clínicos apoyan la reanimación con un volumen limitado de líquidos hasta alcanzar una presión arterial ideal inferior al intervalo normal (p. ej., presión arterial media de 60 mmHg). Esta reanimación con hipotensión o hipotensión permisiva puede ser una mejor estrategia en la fase inicial de reanimación. El método con reanimación limitada con líquidos (o incluso no administrar líquidos en lo absoluto) en ciertos exámenes clínicos ...