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La irrigación eficaz disminuye el número de bacterias y ayuda a retirar contaminantes y cuerpos extraños, con lo que se reduce el riesgo de infección de la herida.1,2 Sin embargo, se ha cuestionado la necesidad sistemática de irrigación de las heridas, en particular de heridas simples, no contaminadas, no producidas por mordeduras y que se encuentran en áreas muy vascularizadas, como la piel cabelluda y la cara, así como en heridas cerradas con cinta adhesiva en lugar de material de sutura.19-21
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La irrigación de baja presión se define como aquella que se realiza con 0.5 libras por pulgada cuadrada (psi), mientras que la irrigación de alta presión por lo general se define como cercana a 7 psi o mayor. La irrigación de baja presión es suficiente para heridas no contaminadas y para tejidos alrededor del escroto o párpados.2 La de alta presión debe utilizarse para heridas con alto grado de contaminación, en especial en áreas del cuerpo con mayor riesgo de infección como las extremidades. La irrigación de baja presión se logra con un lavado suave, lento, con solución salina isotónica o con agua. Las presiones elevadas pueden obtenerse con facilidad por cualquier combinación de catéteres intravenosos con jeringa. Un método común es utilizar una jeringa de 50 ml con un protector para salpicaduras.22 La presión forzada sobre el émbolo produce presiones de hasta 20 psi. Por la incomodidad que ocasiona, suele ser necesario aplicar anestésicos locales antes de la irrigación.
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El lavado de la herida no es eficaz para heridas contaminadas y en realidad puede incrementar el recuento bacteriano en el interior de la herida.23 También es ineficaz el frotado sistemático de las heridas traumáticas con una esponja o gasa, porque produce traumatismo y altera la resistencia a la infección.
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Aunque se desconoce el volumen exacto de líquido de irrigación necesario, una recomendación común es utilizar 60 ml por centímetro de longitud de la herida. Otra recomendación es utilizar al menos 200 ml para la irrigación de las heridas.24
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La solución salina estéril, el irrigante utilizado más a menudo, también tiene la toxicidad más baja. Sin embargo, la irrigación con agua corriente en caso de heridas agudas y crónicas es tan segura y eficaz como el uso de solución salina estéril.25 Además, el agua corriente se obtiene con facilidad en grandes cantidades y prácticamente no tiene costo. Sin importar el líquido de irrigación utilizado, no se obtienen beneficios adicionales con la adición de antisépticos como povidona yodada o peróxido de hidrógeno.14,15
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Deben seguirse las precauciones universales mientras se participa en el cuidado de las heridas. El líquido contaminado puede salpicar con facilidad hacia los trabajadores sanitarios durante la irrigación, de forma que debe utilizarse un mecanismo de protección. Los protectores unidos a los sistemas de irrigación pueden evitar algunas salpicaduras relacionadas con la irrigación, pero no sustituyen las precauciones universales.