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Durante la posición erecta y la marcha, las plantas de los pies se encuentran en contacto con el piso. El área relativamente pequeña de las plantas informa al cuerpo sobre la posición y el terreno sobre el que se está de pie. La epidermis y dermis plantares son gruesas, excepto en la región del arco. Esta piel gruesa es capaz de soportar la fuerza producida por el desplazamiento del cuerpo, pero también es bastante sensible para la discriminación de dos puntos y la presión. El “amortiguador” primario en la planta de los pies es una capa de grasa modificada. El talón tiene un cojinete adiposo modificado de 18 mm de grosor, separado en cavidades por tabiques fibrosos. Existe un arco fibroso interno amplio adicional conocido como ligamento interno del pie, que ayuda a mantener la forma del talón. La piel de la planta se hipertrofia con facilidad y puede volverse bastante gruesa, en especial en personas que caminan con los pies descalzos. El tejido fibroadiposo denso del arco anterior del pie y del talón hacen difícil la exploración de la herida en la sala de urgencias. Las heridas del arco del pie, aunque menos comunes, se exploran con mayor facilidad.
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A diferencia de la superficie plantar protectora, la cara dorsal del pie y la totalidad del tobillo cuentan con poca protección para los tendones, nervios y vasos sanguíneos subyacentes. El dorso del pie, el tobillo y la superficie pretibial son en particular vulnerables a contusiones. La mayor parte de las heridas en el dorso del pie y en el tobillo se exploran con facilidad, excepto aquellas que ocurren en la cara posterior del tobillo, una limitación desafortunada cuando se sospecha una posible lesión parcial del tendón de Aquiles. Las heridas que afectan la región de las espinillas, la pantorrilla y el muslo por lo común presentan pocos problemas con respecto a la exploración de la herida.
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Varios tendones importantes en el tobillo y en el pie se encuentran en riesgo de lesión (fig. 48-1). Los tendones de los músculos peroneos largo y corto contribuyen a la flexión plantar y eversión del pie y transcurren por detrás del maléolo externo y pueden lesionarse en esta ubicación. El tendón del extensor largo del pulgar, que produce la extensión del primer dedo del pie, se ubica a lo largo de la porción superior del primer metatarsiano y puede lesionarse cuando caen objetos pesados sobre el pie. El tendón de Aquiles, que contribuye principalmente a la flexión plantar del pie puede lesionarse por heridas pe-netrantes a la cara posterior del tobillo. Las heridas de las espinillas rara vez afectan nervios o tendones vitales. Sin embargo, en la región infrarrotuliana, las heridas pueden producir lesión de los tendones rotulianos, ocasionando incapacidad para extender la pierna.
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