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Muchas mujeres acuden al servicio de urgencias quejándose de secreción vaginal. La secreción se acompaña o no de molestias vaginales o dolor abdominal o ambos síntomas. Esta secreción vaginal es consecutiva a diversas enfermedades, incluidas vaginitis por vaginosis bacteriana, candidosis, tricomoniosis, cervicitis, salpingitis o enfermedad inflamatoria pélvica por Neisseria gonor-rhoeae o Chlamydia trachomatis o una combinación de múltiples microorganismos.1
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La vaginitis abarca una gama de enfermedades que producen síntomas vulvovaginales, como ardor, irritación y prurito, con o sin secreción patológica. En el cuadro 106-1 se enumeran los factores que causan vaginitis aguda. Las causas infecciosas más frecuentes de vaginitis en las mujeres sintomáticas son vaginosis bacteriana (22 a 50%), candidosis (17 a 39%) y tricomoniosis (4 a 35%). La candidosis vulvovaginal, la vaginitis por contacto y la vaginitis atrófica se presentan en pacientes núbiles y posmenopáusicas, pero las demás variedades de vulvovaginitis infecciosa sólo tienen lugar en mujeres con vida sexual activa. En ~30% de las mujeres con molestias vaginales, el diagnóstico permanece incierto incluso después de realizar una serie de pruebas.2
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Los factores que al parecer contribuyen a la vaginitis en las prepúberes son: la cubierta menos protectora del introito por los labios mayores, la concentración reducida de estrógenos, el contacto con sustancias irritables como baños de burbujas, la higiene deficiente y la presencia de microorganismos específicos. La participación de la mala higiene y la infección es controversial.4 Las causas infecciosas son más frecuentes en adolescentes, sobre todo en las que tienen vida sexual activa.
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ESTADO VULVOVAGINAL NORMAL
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La consistencia de las secreciones vaginales normales varía desde un material líquido y transparente hasta una sustancia espesa, blanquecina y opaca. La cantidad también varía desde escasa hasta abundante. Las secreciones son indoloras y no causan síntomas. El pH vaginal normal es de 3.8 a 4.5. Las secreciones alcalinas del cuello uterino antes y después de la menstruación, al igual que el semen (que es alcalino), reducen la acidez, lo cual predispone a las infecciones. Antes de la menarquia y después de la menopausia el pH vaginal varía entre 6 y 7. Las terminaciones nerviosas en la vagina son limitadas, por lo que la paciente no suele manifestar síntomas hasta que la inflamación o la irritación abarca la vagina y la vulva.
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ATENCIÓN GENERAL ANTE LA VULVOVAGINITIS
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Se efectúa una anamnesis ginecológica detallada y se realiza una exploración pélvica. La anamnesis debe abarcar detalles de la secreción vaginal, olor, irritación, prurito, ardor, hemorragia, disuria y dispareunia. Además, el médico obtiene información sobre la presencia ...