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Las manifestaciones anormales en los recién nacidos por lo regular son inespecíficas y poco precisas. Los signos casi siempre son sutiles e incluso si se les identifica, tal vez no sean útiles para precisar con certeza un diagnóstico. Por ejemplo, la disnea o el síndrome de insuficiencia respiratoria pueden provenir de alguna neumopatía o una cardiopatía, de septicemia generalizada, anomalías abdominales o metabolopatías. La mayor parte de los casos en que los recién nacidos son llevados al servicio de urgencias no es realmente urgente, lo cual se origina sobre todo de la inexperiencia de los cuidadores, en lo que se refiere al desarrollo normal del recién nacido. Sin embargo, en el primer mes de vida pueden surgir innumerables trastornos congénitos y adquiridos que pueden causar la muerte.
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En la revisión de las manifestaciones iniciales en el servicio de urgencias pediátricas, un centro de nivel terciario de referencia, en un lapso de 12 meses, se detectó que de un total de >39 000 visitas, 2 100 correspondieron a lactantes menores de tres meses de vida y ejemplificó la gran variedad de problemas que muy probablemente atenderá un médico de urgencias (cuadro 111-1). Los trastornos en recién nacidos casi nunca son aislados sino frecuentemente forman complejos, mismos que reflejan la naturaleza inespecífica de signos y síntomas en los lactante y los puntos comunes o traslapes de dichas enfermedades de origen diverso.
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