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La mayor parte de las punciones se realiza con una aguja para punción lumbar calibre 22, casi siempre de 3.8 cm (1.5 pulgadas) de longitud para lactantes, 6.35 cm (2.5 pulgadas) para niños de dos a ocho años de edad y de 8.89 cm (3.5 pulgadas) para niños mayores. En el paciente obeso es más difícil elegir el tamaño de la aguja. En un estudio se calculó que la longitud de la aguja para punción (en centímetros) debe ser de 1 + [17 × (peso en kg/talla en cm)].4 Para obtener esta fórmula, la profundidad de la punción lumbar se midió con tomografía computarizada (CT, computed tomography) de abdomen. Las agujas lumbares con un centro transparente muestran el flujo de líquido cefalorraquídeo antes de las que poseen un centro de metal u opaco. La aguja se introduce entre las apófisis espinosas de L4 y L5, en el espacio intervertebral, sobre la línea media de la espalda y se dirige hacia el ombligo. Este espacio se ubica fácilmente puesto que yace en la línea entre las crestas iliacas. La aguja se introduce con el bisel hacia arriba. Se inserta hasta que el sonido explosivo característico identifica la introducción en el espacio subaracnoideo. Otro método es extraer el estilete de la aguja5 una vez que atraviesa la piel. La aguja se inserta, sin estilete, hasta que fluye LCR. Algunas veces el hecho de rotar la aguja en el sentido o en contra de las manecillas del reloj hasta 360 grados mejora el flujo siempre y cuando el bisel se encuentre en dirección lateral. Una vez que se extrae la aguja lumbar se inserta de nuevo el estilete.
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Originalmente, Bonadio publicó la extracción temprana del estilete como “método de Cincinnati” en 1992.5 Las primeras experiencias con agujas huecas sin estilete vincularon esta técnica con la formación de tumores epidermoides después del procedimiento. Sin embargo, esta complicación debería eliminarse al puncionar la epidermis con el estilete en su sitio y al extraer el estilete después de introducirlo en la epidermis. En dos publicaciones, se observó que el método de Cincinnati y la administración de anestésicos tópicos mejoran los buenos resultados del procedimiento.1,2
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Después de penetrar en el espacio subaracnoideo, se obtienen tres tubos de LCR, cada uno por lo menos con 0.5 ml de líquido. El primer tubo se envía para recuento celular, que comprende leucocitos y eritrocitos; en el segundo, se miden proteínas y glucosa y, en el tercero, se realiza un cultivo bacteriano con tinción de Gram (cuadro 143B-1). Es posible obtener otros tubos para reacción en cadena de la polimerasa de bacterias y virus conforme sea necesario (p. ej., enterovirus, virus del herpes simple). Si el niño ha recibido tratamiento previo con antibióticos, se realiza una prueba de aglutinación con látex en busca de Haemophilus influenzae tipo b, Streptococcus pneumoniae, estreptococo del grupo B, Escherichia coli y Neisseria meningitidis serogrupos A, B, C, Y y W135. Sin embargo, la aglutinación con látex es poco sensible en el caso de infecciones bacterianas.
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