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Los antidepresivos más nuevos son comúnmente conocidos como atípicos, heterocíclicos o antidepresivos de segunda generación. Estos términos los distinguen de los más tradicionales inhibidores de monoaminooxidasa y antidepresivos cíclicos. Esta distinción es importante, porque los antidepresivos más nuevos son más selectivos en su actividad farmacológica y tienen una presentación clínica muy diferente en sobredosis. Como grupo, los antidepresivos más nuevos son la forma más popular de terapia psicofarmacológica para el tratamiento de la depresión mayor y los trastornos obsesivo-compulsivos, de pánico y alimentarios.
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La American Association of Poison Control Centers reportó que los antidepresivos fueron la tercera causa de muerte por intoxicación y motivaron 4% de todas las llamadas a los centros regionales de control de intoxicaciones durante 2008.1 Afortunadamente, los antidepresivos más nuevos produjeron una toxicidad menos grave en caso de sobredosis y están asociados con menos muertes que los antidepresivos cíclicos o los inhibidores de monoaminooxidasa. En 2008, hubo más de 57 000 exposiciones a inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (SSRI) y a trazodona con sólo dos muertes reportadas. Este perfil favorable en sobredosis está atenuado por el recuadro negro de la Food and Drug Administration (FDA) que previene sobre el uso de SSRI en pacientes con una edad menor a 24 años debido al incremento en la ideación y comportamiento suicida.
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PRINCIPIOS GENERALES DE LOS ANTIDEPRESIVOS MÁS NUEVOS
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Los antidepresivos más nuevos son un grupo heterogéneo de fármacos que difieren de manera significativa en estructura química, mecanismo de acción, características farmacocinéticas y perfil de efectos adversos. Sin embargo, también comparten muchas similitudes importantes:
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Casi todos los antidepresivos poseen actividad serotoninérgica y, especialmente en combinación con otros serotoninérgicos, tienen el potencial de producir síndrome serotoninérgico. Por tanto, llevan advertencias específicas acerca de este síndrome, particularmente en contra de combinarlos con inhibidores de monoaminooxidasa y otros fármacos de gran potencia (cuadro 172-1).
La mayor parte de los antidepresivos atípicos no inhiben significativamente a los conductos iónicos del sodio, calcio o potasio del corazón, lo que en gran parte explica por qué son más seguros en caso de sobredosis, comparados con los antidepresivos cíclicos. Sin embargo, en raras ocasiones se ha informado que están asociados con las mismas alteraciones de conducción ECG vistas con los antidepresivos cíclicos, por lo que existe la posibilidad de cardiotoxicidad después de grandes sobredosis de los antidepresivos más nuevos.
Estos agentes no inhiben la actividad de la monoaminooxidasa y no están asociados con reacciones de tipo tiramínico. Esto permite la utilización de simpaticomiméticos indirectos si se requieren para mantener la presión arterial.
Estos agentes poseen una afinidad casi nula por receptores de acetilcolina, dopamina, ácido aminobutírico γ, glutamato y adrenérgicos β. Aunque su mecanismo exacto de acción continúa sin entenderse bien, tradicionalmente se atribuye a inhibición de la recaptación de neurotransmisor o a interrupción de la retroalimentación negativa.
Los antidepresivos más nuevos (excepto el bupropión; véase Bupropión ...