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Los inhibidores de monoaminooxidasa fueron la primera clase de medicamentos categorizados como antidepresivos. El uso actual de estos agentes se limita primordialmente a tratar casos de depresión atípicos y resistentes al tratamiento. El desarrollo de nuevos antidepresivos con un perfil más favorable de efectos secundarios, menor toxicidad en sobredosis y sin restricciones dietéticas (véase cap. 172, Antidepresivos atípicos, inhibidores de recaptación de serotonina y síndrome serotoninérgico) ha eliminado mucha de la necesidad de estos agentes. Sin embargo, aún sigue siendo importante que los médicos de urgencias mantengan su familiaridad con los inhibidores de monoaminooxidasa, porque están asociados con reacciones tiramínicas, síndrome serotoninérgico y ciertas incompatibilidades farmacológicas que son únicas para esta clase de antidepresivos. Las sobredosis intencionales de inhibidores de monoaminooxidasa se consideran urgencias que amenazan la vida debido a los complejos y graves síntomas vistos típicamente con este tipo de ingestiones. El inicio de la toxicidad clínica se demora a menudo entre 6 y 24 h después de la ingestión, lo que puede conducir a un mal diagnóstico y un mal manejo.
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Comúnmente, las exposiciones a inhibidores de la monoaminooxidasa se combinan con exposiciones a otras drogas, se presentan sobre todo en adultos y tienen alta frecuencia de efectos clínicos graves.1,2 La popularidad decreciente de los inhibidores de monoaminooxidasa para tratar la depresión es parcialmente compensada por el uso creciente de agentes específicos de esta clase para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson. También se ha aprobado un método transdérmico de administración de selegilina para su uso en la depresión mayor y parece evitar algunos de los aspectos preocupantes asociados con la terapia oral tradicional.3 La FDA ha aprobado cuatro inhibidores de mono-aminooxidasa para utilizarse en el tratamiento de depresión mayor y dos en el tratamiento de enfermedad de Parkinson (cuadro 173-1).4 No se ha establecido la seguridad y efectividad de estos agentes en la población pediátrica y los cuatro agentes utilizados para el tratamiento de la depresión tienen “cajas negras” idénticas, ordenadas por la FDA, advirtiendo que los pacientes <24 años de edad pueden tener un aumento en sus pensamientos y conductas suicidas mientras toman cualquier tipo de antidepresivo.
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