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La U.S. Occupational Safety and Health Administration define a una sustancia química peligrosa como cualquier compuesto químico que se ha demostrado por medios científicos que constituye riesgo para la salud (causa efectos agudos o crónicos sobre la salud) o que conlleva riesgo físico (líquidos combustibles, explosivos, materiales inflamables, etc.). Esta agencia federal estima que existen más de 575 000 compuestos químicos en sitios de trabajo, de los cuales alrededor de 53 000 son potencialmente peligrosos.1 Considerando que en cualquier momento puede ocurrir una exposición no planificada a una contaminación durante cualquier proceso de la fabricación, transporte, almacenamiento, uso o desecho de estos compuestos químicos, es inevitable que los médicos de urgencias en ocasiones se vean involucrados en el tratamiento de pacientes expuestos a materiales peligrosos (cap. 6, Preparación y respuesta ante desastres).2
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Cuando se trata a un paciente expuesto a compuestos químicos industriales, es de utilidad revisar la hoja de datos de seguridad del material. Ahí se describen las propiedades específicas, físicas y peligrosas de una sustancia en particular, lo que incluye el riesgo de absorción después de la inhalación o exposición cutánea y la posibilidad de que produzca toxicidad sistémica (cuadro 198-1). Aunque la hoja de datos de seguridad del material también incluye recomendaciones para “primeros auxilios” se recomienda que se cuente con la valoración por un médico toxicólogo o con un centro regional de control de envenenamientos para revisar aspectos específicos relacionados con los riesgos, tratamientos y destino del paciente (algunas sustancias pueden producir síntomas tardíos que requieren vigilancia por al menos 24 h) (cuadro 198-2). El contacto con el centro regional de control de envenenamientos facilita la recolección precisa de datos y el análisis de la exposición a compuestos tóxicos en la comunidad.
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