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La regulación normal de la hemorragia es un proceso complejo en que intervienen plaquetas y el sistema de coagulación (cap. 227, Pruebas para valorar la hemostasia). La hemorragia que depende de las plaquetas suele asumir la forma inicial de petequias y sangrado de mucosas, en tanto que otros defectos de coagulación se manifiestan al principio como hemorragia espontánea o abundante. En general, el tratamiento de los trastornos hemorrágicos adquiridos e importantes debe comentarse con un hematólogo, porque en ocasiones surgen sutilezas del diagnóstico y el tratamiento.
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TRASTORNOS PLAQUETARIOS ADQUIRIDOS
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Las plaquetas circulantes constituyen un elemento inicial de defensa importante contra la hemorragia. Los trastornos plaquetarios adquiridos pueden ser cuantitativos (disminución de plaquetas circulantes o trombocitopenia) o cualitativos (plaquetas con deficiencias funcionales). Los cuantitativos ocasionan trombocitopenia y son causados por decremento de la producción plaquetaria, mayor destrucción de ellas, secuestro por el bazo, pérdida plaquetaria o una combinación de todos estos factores (cuadro 228-1).1El número muy disminuido de plaquetas suele manifestarse por la presencia de petequias no palpables; éstas son más notables en las extremidades inferiores y en zonas en que hay limitación del flujo sanguíneo. Otros signos típicos de la trombocitopenia comprenden púrpura, hemorragias de mucosas (encías, epistaxis), menorragia, hemoptisis, hematuria y hematoquezia, en tanto que es menos frecuente la hemorragia en tejidos profundos.
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