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INTRODUCCIÓN

Los traumatismos siguen siendo la causa principal de morbilidad y mortalidad no obstétricas en embarazadas. Después de hechos traumáticos (en especial los que son aparentemente insignificantes), la gravedad de las lesiones a las embarazadas puede ser un elemento inadecuado de anticipación de sufrimiento fetal y del resultado del parto. El traumatismo en la gestante se acompaña de un mayor peligro de que el parto acaezca antes del término, surja el desprendimiento prematuro de placenta, haya hemorragia fetomaterna y se pierda el producto de la concepción. Para obtener resultados satisfactorios en el binomio maternofetal se necesita la colaboración por parte del personal prehospitalario, el médico de urgencias, el cirujano traumatólogo, el obstetra y el neonatólogo.

El traumatismo en las embarazadas es un problema frecuente. En un estudio se calculó que cada año en Estados Unidos 32 810 embarazadas son lesionadas en colisiones de vehículos motorizados, lo cual constituye un índice de nueve casos por 1 000 productos vivos.1

La causa más común de traumatismo abdominal no penetrante son las colisiones mencionadas, que explican hasta 70% de las lesiones agudas; en orden decreciente de frecuencia2 siguen las caídas y las agresiones directas. La incidencia de caídas al parecer aumenta conforme avanza el embarazo, tal vez por alteraciones en el equilibrio y la coordinación de la gestante. Traumatismos abdominales poco intensos llegan a culminar en óbito fetal. En embarazadas las lesiones penetrantes son menos frecuentes que las no penetrantes.

FISIOPATOLOGÍA: CAMBIOS EN EL EMBARAZO

Los cambios fisiológicos en el embarazo se exponen en detalle en el capítulo 103, Embarazo normal. Además de las modificaciones funcionales normales que son propias de la gestación, hay que considerar las complicaciones gravídicas no relacionadas con traumatismos. Entidades patológicas como la hipertensión de origen gravídico, placenta previa, preeclampsia y eclampsia pueden alterar en grado significativo el cuadro inicial y complicar la valoración y el tratamiento en el marco de traumatismos [consúltese el cap. 104, Urgencias durante el embarazo (después de las 20 semanas) y en el puerperio].

El volumen de sangre de la gestante comienza a expandirse aproximadamente en la décima semana de la gestación y alcanza su punto máximo de incremento de 45% en relación con la cifra inicial, en la vigesimoctava semana, lo cual culmina en hipervolemia. La masa eritrocítica aumenta en menor magnitud, lo cual ocasiona la anemia fisiológica relativa de la gestación. El gasto cardiaco aumenta 1.0 a 1.5 L/min en la décima semana de la gestación y permanece en nivel alto hasta el final del embarazo. La frecuencia cardiaca en la mujer por lo regular aumenta 10 a 20 lpm en el segundo trimestre, acompañado de disminuciones de las tensiones sistólica y diastólica, de 10 a 15 mmHg.

El estado de hipervolemia relativa puede desorientar al clínico durante la fluidoterapia de la gestante después de traumatismos, y hacer que los ...

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