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El dolor de caderas y rodillas es frecuente y afecta a personas de todas las edades y ocupaciones. El solo dolor de rodilla compone 30% de todos los problemas musculoesqueléticos que se atienden en los consultorios de atención primaria.1 En este capítulo se describen las causas de dolor de estas articulaciones en la población de adultos y se analizan los aspectos importantes de los antecedentes y la exploración física. Aunque los trastornos traumáticos mayores se abordan en otras partes de este libro de texto, casi todas las molestias en estas regiones guardan relación con traumatismos menores que ocurren por las actividades cotidianas, como jardinería, ejercicios, competencias o simplemente subir escaleras. Los deportistas, sobre todo los bailarines de ballet, los jugadores de balompié y de futbol americano, los saltadores y los corredores, son muy propensos a las lesiones de cadera, en las que estas actividades transmiten tres a cinco veces el peso del cuerpo a la articulación.
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La articulación de la cadera consta de la cabeza del fémur, que se articula con el acetábulo. Se describe mejor como una articulación esferoide o enartrosis, que permite la rotación en 360°. La cadera es similar al hombro en cuanto a su amplitud de movimiento importante pero, a diferencia del hombro, no sacrifica la estabilidad para lograr esto. Los huesos son reforzados por el rodete fibrocartilaginoso que bordea el acetábulo, una cápsula articular, los ligamentos superpuestos y múltiples músculos.
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La rodilla es la articulación sinovial más grande del cuerpo y la que tiene la estructura más compleja. La articulación consta de dos grupos articulares diferentes, la tibiofemoral y la rotuliana femoral. La cabeza del peroné está adherida a la tibia por ligamentos, y la lesión ligamentosa es otra fuente potencial de lesión y dolor. La articulación se completa con una cápsula, la musculatura y los ligamentos circundantes. La rótula se mantiene adherida al fémur por el tendón del cuadríceps en la porción superior, y a la tibia por el tendón rotuliano en la porción inferior. La rodilla es estabilizada en la parte interior por los ligamentos cruzados anterior y posterior y en la porción exterior por los ligamentos colaterales interno y externo. Los meniscos interno y externo yacen entre los cóndilos femoral y tibial y reducen los choques entre estas superficies óseas (figs. 278-1 y figs. 278-2).
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