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La utilización de múltiples medicamentos puede dar por resultado interacciones farmacológicas que incrementan o disminuyen la eficacia o la toxicidad de cualquier fármaco individual o de los múltiples fármacos. En ocasiones puede preverse una interacción farmacológica, como la que se observa en el caso de la warfarina y las sulfonamidas, pero otras combinaciones farmacológicas pueden no dar por resultado siempre la misma interacción clínicamente observable y es posible que ésta varíe según las dosis, las diferencias entre los fármacos de una determinada clase, las enfermedades concomitantes de un paciente y la duración de la administración.
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Los mecanismos de estas interacciones farmacológicas son de carácter farmacocinético y farmacodinámico.1 Las interacciones farmacológicas farmacocinéticas pueden presentarse en una de las cuatro fases diferentes del procesamiento de los fármacos por el organismo: absorción, distribución, metabolismo y eliminación. Un ejemplo de una interacción que afecta a la absorción es la que ocurre con la ciprofloxacina y los antiácidos; el impedimento de la absorción ocurre por la unión de la ciprofloxacina al antiácido en la luz intestinal.2 Otro ejemplo de una interacción farmacológica que afecta a la absorción ocurre con el jugo de toronja y los fármacos como amlodipino y felodipino; el jugo de toronja inhibe el metabolismo de las células epiteliales del intestino y ocasiona un aumento de la absorción de estos fármacos. Esta última también se ve afectada por alteraciones de la microflora intestinal (p. ej., por la ampicilina y los anticonceptivos orales) así como por los cambios del pH o la motilidad intestinal (p. ej., ranitidina y cetoconazol).
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Las interacciones que afectan a la distribución por lo general corresponden a los fármacos que normalmente se unen en alto grado a proteínas. El aumento de las concentraciones séricas del fármaco libre puede ocurrir cuando éste es desplazado desde su punto de unión por el otro fármaco. Por ejemplo, las sulfonamidas y la warfarina se unen a proteína en >90%, de manera que cuando a un paciente que recibe tratamiento crónico con warfarina se le administra sulfametoxazol, la warfarina es desplazada del punto de unión a proteína y se incrementa la cantidad de warfarina libre y farmacológicamente activa, se inhibe más la producción de factor de la coagulación y aumenta el riesgo de hemorragia. La difenilhidantoína también es un fármaco que se une en gran cantidad a proteína y que es susceptible de interacciones con otros fármacos que hacen lo mismo, como warfarina, valproato, ácido acetisalicílico y algunos antiinflamatorios no esteroideos. Estas interacciones pueden amplificarse más en pacientes que están desnutridos, que son ancianos o que son susceptibles a concentraciones insuficientes de albúmina.
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Se pueden presentar interacciones que afectan al metabolismo cuando un fármaco disminuye o aumenta el metabolismo de otro. Tienen especial importancia los que son metabolizados por la familia de las enzimas del citocromo P450.1 Las interacciones mediadas por el citocromo P450 conllevan dos mecanismos: inhibición y activación. En una interacción de inhibición, la competencia de los fármacos por la inactivación de un punto o enzima da por resultado una menor tasa de metabolismo del fármaco y esto origina una semivida prolongada y la posibilidad de más efectos farmacodinámicos. Por ejemplo, la utilización concomitante de metronidazol y warfarina disminuye el metabolismo de esta última, lo que lleva a una intensificación del efecto anticoagulante. Una interacción que conlleva activación es resultado de la menor degradación o del aumento de la síntesis de enzimas del citocromo P450, que por tanto acelera la conversión del fármaco activo en sus metabolitos inactivos o metabolitos menos activos. Por ejemplo, la nafcilina administrada con warfarina activa enzimas metabólicas que incrementan el metabolismo de la warfarina y lleva a un menor efecto anticoagulante.
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Las interacciones que afectan a la eliminación casi siempre ocurren cuando la eliminación a través de la orina representa una vía importante por la cual un fármaco activo es eliminado del organismo y la administración de un fármaco inhibe la secreción renal de la forma activa del otro. Por ejemplo, la amiodarona, la claritromicina, el itraconazol, la propafenona y la quinidina pueden inhibir la secreción renal de digoxina y desencadenar la acumulación de digoxina que puede ocasionar toxicidad.
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Las interacciones farmacodinámicas de los fármacos designan la interacción entre las acciones farmacológicas de diferentes compuestos. Este tipo de interacción puede ser aditivo, que ocurre cuando se administran dos o más fármacos que producen efectos fisiológicos similares; los efectos aditivos pueden ocasionar una respuesta excesiva o toxicidad. La utilización de múltiples fármacos que prolongan el intervalo QT con la aparición de arritmias ventriculares en entorchado es un ejemplo de la interacción farmacodinámica aditiva de los fármacos. Otro ejemplo de una interacción aditiva es el desencadenamiento del síndrome serotoninérgico cuando se administra un fármaco que por sí mismo sólo posee una actividad serotoninérgica leve, pero cuando se añade a los otros fármacos administrados, puede causar un efecto intenso. En el caso de una interacción farmacodinámica antagonista, los fármacos tienen efectos fisiológicos opuestos que contrarrestan la acción de uno o de los dos fármacos. Un ejemplo de una interacción antagonista es la inhibición de sedantes, como las benzodiazepinas, por el empleo concomitante de estimulantes, tales como la cafeína o la teofilina.
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Hay interacciones importantes y frecuentes con fármacos que se utilizan en el servicio de urgencias o que se recetan al dar de alta a los pacientes.