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Es una enfermedad transmisible, autóctona de Latinoamérica, casi desaparecida, con manifestaciones puramente cutáneas, de evolución crónica y benigna; en su fase temprana genera placas eritematoescamosas, y en la tardía, lesiones discrómicas e hiperpigmentadas en partes expuestas y leucomelanodérmicas en regiones salientes. Es contagiosa, no venérea, y la produce Treponema herrejoni (carateum).
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Datos epidemiológicos
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No existe predilección racial; afecta a personas de uno u otro sexo y de cualquier edad, pero la mayor parte de los casos se ha observado en los adultos. Sólo se encontraba en regiones intertropicales de Latinoamérica: México, Centroamérica, Panamá, Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador, Brasil, Bolivia, las Guayanas y las Antillas. En México se encontraba en márgenes de los ríos Balsas, Grijalva y Usumacinta, sobre todo en estados que siguen las costas del Pacífico, como Guerrero, Michoacán, Oaxaca y Chiapas, aunque se reconocía en 15 estados. Las condiciones climatológicas más favorables son temperatura media de 20 a 30 °C, altitudes menores de 1 400 a 1 500 m, y grado higrométrico alto. Se transmite de una persona a otra por contacto directo, a menudo durante la niñez, por una solución de continuidad; así se ha demostrado mediante inoculación en humanos. Se supone que la transmisión la realiza un insecto vector. Esta treponematosis no se transmite por contacto sexual ni es congénita.
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En México existían 244 705 casos en el año 1930 y al parecer existió desde antes de la conquista por los españoles; hoy día el padecimiento está prácticamente erradicado, gracias a la Campaña Nacional contra el Pinto, una campaña de las más exitosas gracias a la aceptación de la población. Se observan casos curados con lesiones residuales tardías. Es una enfermedad de interés histórico y cultural médico.
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En los últimos 20 años se ha detectado una nueva endemia, de 265 casos, en el oeste del Amazonas en Brasil, que afecta a indígenas de las etnias tucuna, canamari, baniwa y paumari; 10% de los afectados han sido niños. En algunos rituales religiosos los indios baniwa mezclaban sangre de pacientes de pinto con frutas y alimentos.
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El agente causal es T. herrejoni (carateum). Es indistinguible de otros treponemas patógenos para el humano, como T. pallidum subespecie pallidum que causa sífilis y T. pallidum subespecie pertenue y T. pallidum subespecie endemicum, que son los agentes de treponematosis endémicas o sífilis endémica no venérea (pian, bejel).
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Estas tres subespecies del género Treponema son indistinguibles en el laboratorio y comparten semejanzas en patogénesis, por tanto, se diferencian tradicionalmente por características clínicas y epidemiológicas. Hasta 1920 el pinto se consideraba una micosis; en 1926, González Herrejón vislumbró su origen treponémico, y en 1938 lo descubrió J. Alfonso Armenteros, en Cuba.
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