Puede ser congénito, pero en general aparece en el transcurso de los primeros seis meses de vida o durante la niñez (50% a los seis meses de edad, 75% a los cinco años), y rara vez en la edad adulta. Es una dermatosis unilateral que se restringe a una extremidad, tronco o cara; es más frecuente en las extremidades inferiores, sobre todo en ingle, nalga, muslo y pierna del lado izquierdo. Está constituido por muchas neoformaciones con aspecto de pápulas de 2 a 3 mm, semiesféricas, eritematosas, de color amarillento o grisáceo, a veces verrugosas, que se presentan aisladas o confluyen en placas lineales de superficie lisa o escamosa, que siguen el trayecto de las líneas de Blaschko a lo largo de las extremidades (cap. 60); también se presentan excoriaciones, costras hemáticas y liquenificación. El aspecto es psoriasiforme o verrugoso (fig. 125-1).
La evolución es crónica, progresiva y muy pruriginosa. A veces coexiste con alteraciones oculares, óseas, articulares o neurológicas; por ello se le ha relacionado con el síndrome de Solomon (cap. 124) o circunscrito, que se acompaña de alteraciones esqueléticas y del sistema nervioso central, como retraso mental, epilepsia y sordera. Se han informado casos en sujetos con síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), que en el estudio histológico e inmunohistoquímico corresponden a psoriasis.