++
Predomina en zonas expuestas, con folículos pilosebáceos, particularmente en cara (94%), donde afecta casi de manera exclusiva la región centrofacial (82%), es decir, el dorso de la nariz, las mejillas, los párpados, región nasogeniana e infraorbitaria, frente y región nasolabial (fig. 152-1). En un 5% se observa en tronco, donde predominan las formas múltiples (multicéntrica) y sólo en 1% en extremidades. Es menos frecuente en cuello y genitales, y excepcionalmente afecta las palmas de las manos, las plantas de los pies o la mucosa oral (esta última sólo en casos metastásicos).
++
++
Las lesiones son muy polimorfas, en general bien limitadas, con borde filiforme, acordonado o perlado; pueden ser únicas (o varias en casos de epiteliomatosis múltiple), de crecimiento lento, en promedio 5 mm al año. Se presentan diferentes variedades clínicas, pero de una manera global se simplifican en: tumorales o “nodulares”, que a veces se ulceran o pueden ser pigmentados (6-25%); superficiales, que pueden ser múltiples, infiltrantes, y esclerodermiformes.
++
La forma tumoral (fig. 152-2), produce una lesión saliente de aspecto lobulado, semiesférica, eritematosa o violácea, muchas veces con telangiectasias; se puede ulcerar o pigmentar, y suscitar las formas tumorales ulcerada o pigmentada. A veces adopta un aspecto vegetante, que también se puede erosionar o ulcerar (figs. 152-3 a 152-5). La forma seudoquística es una neoformación redondeada translúcida, de superficie rosada o amarillenta, con telangiectasias (fig. 152-6); en el estudio al microscopio presenta espacios vacíos llenos de material amorfo.
++
++
++
++
++
++
La forma terebrante, úlcera de Jacobi o ulcus rodens, es una úlcera de forma caprichosa, bien delimitada e infiltrada, de aspecto hemorrágico y crecimiento rápido, que afecta planos profundos de los tejidos vecinos, entre ellos cartílago y hueso (fig. 152-7).
++
++
La forma tumoral ulcerada tiene aspecto nodular, con una úlcera central, bordes elevados y brillantes y superficie con telangiectasias (fig. 152-3).
++
Las variedades pigmentadas son muy frecuentes en México (6 a 16%), tal vez por la piel morena; es posible que correspondan a cualesquiera de las formas descritas (nodular, infiltrativa, ulcerada) y se confunden con melanoma maligno, pero el pigmento está confinado a la lesión y el borde por lo general es perlado (fig. 152-8).
++
++
La forma pagetoide o superficial produce una lesión aplanada, eritematosa, seca y con descamación, de aspecto psoriasiforme; puede estar pigmentada y ser múltiple; se le denomina así por su parecido a la enfermedad de Paget; también es muy parecida a la psoriasis y el lupus discoide.
++
La forma fibroepitelial o tumor de Pinkus se ubica en la parte baja de la espalda, con aspecto de acrocordón de un color rosado. El carcinoma basocelular infiltrante aparece como una placa aplanada y puede ulcerarse (fig. 152-9).
++
++
La forma morfeiforme o esclerodermiforme se localiza en cara; semeja morfea; se observan abundantes telangiectasias. Son placas mal definidas, sin borde característico ni pigmentación, o de color blanco marfil; es la que invade a mayor profundidad y extensión.
++
Las variedades histológicas micronodular y basoescamoso no tienen una presentación clínica característica. Por lo general semejan a los basocelulares nódulo-ulcerativos o infiltrantes.
++
La evolución es crónica, asintomática; en 30% de los sujetos hay dolor o prurito moderados; el crecimiento es lento, la infiltración casi nula, la agresividad general es baja y mayor en menores de 35 años de edad; excepcionalmente emite metástasis (0.002 a 0.5%).
++
Las complicaciones más frecuentes son hemorragia e infección agregada.