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Los modelos regionales propios han modificado aspectos de la transición en diversas zonas del mundo. En los últimos 60 años, los HIC mostraron disminución en la mortalidad por CVD incluso de 50 a 60%, en tanto que en ese mismo rubro, en los últimos 20 años aumentaron 15% en las clases de ingresos bajos y medios. Sin embargo, la gran cantidad de datos publicados en Estados Unidos constituyen un punto útil de referencia para comparaciones. La época de la peste y el hambre se produjo antes de 1900, cuando había en gran medida una economía y una población agrarias. Las enfermedades infecciosas causaban más muertes que cualquier otro padecimiento. En el decenio de 1930, dicho país pasó por la edad de recesión de pandemias. El establecimiento de infraestructuras de salud pública disminuyó de modo notable las muertes por enfermedades infecciosas. Los cambios del cambio de vida gracias a la urbanización rápida incrementaron de manera simultánea la mortalidad por CVD que alcanzó ~390 muertes por 100 000 habitantes. Entre 1930 y 1965, en dicha nación comenzó la época de enfermedades degenerativas y causadas por el ser humano. La mortalidad por enfermedades infecciosas disminuyó a <50 muertes por 100 000 habitantes al año, en tanto la mortalidad por CVD llegó a niveles máximos con la urbanización creciente y los cambios de modo de vida, como alimentación, actividad física y consumo de tabaco. Entre 1965 y 2000, se produjo la época de las enfermedades degenerativas tardías. Nuevas estrategias terapéuticas, medidas profilácticas y el contacto con campañas de salud pública que propiciaban modificaciones en el modo de vida generaron decrementos sustanciales en la mortalidad ajustada por edades, y una edad cada vez mayor de aparición por primera vez de CVD.
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Hoy día, al parecer Estados Unidos comienza la quinta fase. La disminución del índice de muerte por CVD ajustado a edades, hasta llegar a 3% al año en los decenios de 1970 y 1980, comenzó a reducirse más en el decenio de 1990 a 2%. A pesar de ello, la mortalidad por CVD ha disminuido 3 a 5% al año en los primeros 10 años del nuevo milenio. Al parecer en ello intervienen tendencias antagónicas. Por una parte, el incremento de la prevalencia de diabetes y obesidad, la lentificación en el ritmo de disminución del tabaquismo y la “nivelación” en la rapidez y la frecuencia de detección y tratamiento de la hipertensión están en el lado negativo. Por otra parte, las concentraciones de colesterol siguen reduciéndose ante el consumo cada vez mayor de estatínicos.
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Muchos HIC, que en conjunto comprenden 15% de la población mundial, han atravesado las cuatro épocas de la transición epidemiológica casi de la misma forma en que lo hizo Estados Unidos. En dichas naciones, la modalidad predominante de CVD es la CHD, con frecuencias que tienden a ser dos a cinco veces mayores que las de la apoplejía. Sin embargo, hay variaciones. En tanto en Estados Unidos, Australia y la zona noroccidental central de Europa, los HIC mostraron notables incrementos y después reducciones de CVD, las naciones meridionales y del centro de Europa presentaron aumento y disminución más graduales en ese sentido. Como punto más específico, en países del centro de Europa (como Austria, Bélgica y Alemania), el decremento fue más lento, en comparación con sus equivalentes septentrionales (como Finlandia, Suiza, Dinamarca y Noruega). Naciones como Portugal, España y Japón nunca alcanzaron la mortalidad tan alta observada en Estados Unidos y otros países, y las muertes por CHD correspondieron a 200 por 100 000 o menos. Los países de Europa Occidental también tienen una clara diferencia entre Norte y Sur en cuanto a las cifras absolutas de CVD, y las más altas se han detectado en naciones septentrionales (como Finlandia, Irlanda y Escocia) y las más bajas en países mediterráneos (como Francia, España e Italia). Entre los HIC, Japón ocupa un sitio particular por las características alimentarias peculiares de su población. A pesar del aumento importante de las apoplejías, las CHD no se incrementaron tanto como en Japón. A pesar de ello, las costumbres alimentarias de los japoneses están en fases de cambio notable, lo cual se refleja en los aumentos de las concentraciones de colesterol.
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Las pautas en los países de ingresos bajos y medios (LMIC, low-and middle income countries) (con un ingreso nacional bruto por persona <12 615 dólares anuales) dependen en parte de diferencias culturales, tendencias seculares y respuestas en el ámbito nacional en cuanto a infraestructura de salud pública y para tratamiento. Las enfermedades transmisibles siguen siendo una causa importante de muerte, pero las CVD han surgido como un problema de salud notable en los LMIC. Los países de los dos tipos de ingreso contienen 85% de la población mundial y están en fase de cambiar el ritmo de las modificaciones en la carga global de CVD (fig. 266e-1). En casi todas las naciones de esa categoría, la diferencia urbana-rural ha surgido en trastornos como CHD, apoplejía e hipertensión, con las frecuencias más altas en centros urbanos.
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Sin embargo, a pesar de que las CVD están en fase de aumento rápido, hay enormes diferencias de una región a otra y de un país a otro e incluso dentro de los propios países (fig. 266e-2). Al parecer las regiones de Asia Oriental y del Pacífico están en la segunda y la tercera fases de transición epidemiológica. Las CVD constituyen la causa principal de muerte en China pero, a semejanza de Japón, la apoplejía origina más muertes que la CHD, en una proporción ~3:1. En Vietnam y Camboya, apenas están saliendo de la transición de la peste y el hambre. Las regiones del Oriente Medio y el norte de África también han iniciado la tercera fase de la transición epidemiológica y el aumento de la esperanza de vida; asimismo, las muertes por CVD se hallan exactamente por debajo de las observadas en los HIC. En general, los países de América Latina parecen estar en la tercera fase de la transición aunque se observa una enorme heterogeneidad regional en que algunas áreas están en la segunda fase y otras en la cuarta. Sin embargo, en las regiones de Europa Oriental y Asia Central, se observa el punto máximo de la tercera fase y la mortalidad más alta por CVD (~66%) en el mundo. Como dato importante, en esa región las muertes por CHD no se limitan a los ancianos y ejercen un efecto notable en poblaciones en edad laboral. El sur de Asia y de manera más específica India, que comprende la máxima proporción de población de tal región, está en fase de aumento alarmante de cardiopatías. La transición al parecer sigue el estilo del mundo occidental en que la forma predominante de CVD es la CHD. Sin embargo, las cardiopatías reumáticas continúan siendo la causa principal de morbilidad y mortalidad. Al igual que en el sur de Asia, las cardiopatías reumáticas son también una fuente importante de morbilidad y mortalidad por CVD en países subsaharianos, que en gran medida persisten en la primera fase de la transición epidemiológica.
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Innumerables factores contribuyen a dicha heterogeneidad entre los LMIC. En primer lugar, dichas regiones están en las etapas de transición epidemiológica; en segundo lugar, hay enormes diferencias en el modo de vida y factores conductuales de riesgo y, en tercer lugar, las diferencias raciales y étnicas pueden alterar la susceptibilidad a diversas formas de CVD. Además, en lo que toca a muchos países de esas regiones, no están completos los datos exactos a escala nacional en cuanto a mortalidad por causas específicas.