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Existen reportes históricos sobre esta entidad, en los cuales se narran casos en forma de historias y de sucesos que más que médicos tenían una connotación épica. Breech de Seville, el 15 de enero de 1879, en Ohio, Estados Unidos, describió la atención de un parto de tres días de duración, con un polihidramnios de 24 litros, el cual se acompañó de un parto instrumentado. Sin embargo, el mayor problema se suscitó al momento de la extracción del diámetro biacromial, cuando literalmente los hombros quedaron atrapados, motivo por el cual otro obstetra, el doctor Robinson de Wooster, aplicó tracción con una cinta sobre el cuello, aunada a tracción descendente bilateral, para al final lograr un varón de 10.8 kg y 76 cm. Antes, William Smellie, en 1730, relató en uno de sus escritos que varias comadronas asistían a los obstetras cuando “la cabeza del niño se encontraba mucho tiempo afuera, pero incluso con tracción intensa por parte de la comadrona, los hombros notoriamente grandes evitaban el parto”. Pese a estos antecedentes, el concepto parece haber sido empleado por primera vez por Fieux, en 1902, durante la explicación de esta entidad a Chamberelent en un comunicado, para que después éste mismo lo divulgara.
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La distocia de hombros representa el fracaso del nacimiento de la cintura escapular, trátese del hombro anterior, el posterior o ambos. El Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología (ACOG) define a la distocia de hombros como el nacimiento que requiere maniobras obstétricas adicionales, que siguen a una falla de la tracción delicada hacia abajo de la cabeza fetal para que ocurra el nacimiento de los hombros.
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En la actualidad se aboga por contar con una medida menos objetiva en este aspecto, por lo que se propone considerar como distocia de hombros al hecho de que transcurra un tiempo igual o mayor de 60 segundos desde el nacimiento de la cabeza sin que los hombros se logren liberar. Se estima que la recurrencia de la distocia de hombros es de 10 a 15%, pero esto no indica que el nacimiento sea por cesárea en los embarazos subsecuentes.
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En el Instituto Nacional de Perinatología Isidro Espinosa de los Reyes (INPerIER), la incidencia reportada en el anuario estadístico en los últimos cinco años oscila de 0.6 a 2.8%. A su vez, en Estados Unidos se reporta una incidencia de 0.2 a 3% de los partos vaginales. Esta variación tan amplia se atribuye a la subjetividad inherente a la definición de la distocia de hombros por el clínico, el tipo de informe y las diferencias en la definición del grupo de estudio. Por tanto, la incidencia real suele ser hasta de 10%, pero esto sucede cuando se aplican parámetros como un tiempo de intervalo entre la salida de la cabeza y la salida de los hombros ...