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OBJETIVOS

Después de revisar este capítulo, el lector será capaz de:

  • Describir los componentes de la sangre y la linfa, sus orígenes y la función de la hemoglobina en el transporte de oxígeno en los eritrocitos.

  • Comprender la base molecular de los grupos sanguíneos y las razones de las reacciones a la transfusión.

  • Delinear el proceso de la hemostasia que limita la pérdida sanguínea cuando se dañan los vasos sanguíneos y las consecuencias adversas de la trombosis intravascular.

  • Identificar los tipos de sangre y vasos linfáticos que conforman el sistema circulatorio, así como la regulación y la función de sus principales tipos celulares constitutivos.

  • Describir cómo los principios físicos dictan el flujo sanguíneo y la linfa por el organismo.

  • Comprender las bases de los métodos usados para medir el flujo y la presión sanguíneos en varios segmentos vasculares.

  • Comprender las bases de los estados patológicos en los que los componentes de la sangre y la vasculatura presentan anomalías, regulación alterada, o ambas.

INTRODUCCIÓN

El sistema circulatorio aporta oxígeno y las sustancias absorbidas en el tubo digestivo a los tejidos, regresa dióxido de carbono a los pulmones y otros productos del metabolismo a los riñones; participa en la regulación de la temperatura corporal, y distribuye hormonas y otros agentes reguladores de la función celular. La sangre, portadora de estas sustancias, circula por un sistema cerrado de vasos sanguíneos bombeada por el corazón. Desde el ventrículo izquierdo, la sangre se bombea por las arterias y arteriolas hacia los capilares, donde se equilibra con el líquido intersticial. Los capilares drenan hacia las venas y la sangre regresa a la aurícula derecha. Parte del líquido de los tejidos entra en otro sistema de vasos cerrados, los linfáticos, que vacían la linfa a través del conducto torácico en el conducto linfático derecho y de allí al sistema venoso. La circulación está controlada por múltiples sistemas reguladores que en general mantienen el flujo sanguíneo adecuado en todos los órganos cuando es posible, pero en particular en corazón y cerebro.

La sangre fluye sobre todo a causa del movimiento anterógrado que le imparte el bombeo cardiaco, aunque en el caso de la circulación sistémica, la recuperación diastólica de las paredes arteriales, la compresión de las venas por los músculos esqueléticos durante el ejercicio y la presión negativa en el tórax en el curso de la inspiración también empujan la sangre al frente. La resistencia al flujo depende en menor grado de la viscosidad sanguínea, pero sobre todo del diámetro de los vasos, en particular de las arteriolas. El flujo sanguíneo en cada tejido está controlado por mecanismos locales químicos y generales, nerviosos y humorales, que dilatan o constriñen los vasos en el tejido. Toda la sangre fluye por los pulmones, pero la circulación sistémica se compone de múltiples circuitos distintos en paralelo (fig. 31-1). Esta disposición permite amplias variaciones en el flujo ...

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