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Introducción

Se considera que la actividad física es todo tipo de movimiento corporal que realiza el ser humano durante un determinado periodo, ya sea como parte de su actividad laboral o en sus momentos de ocio; dicho movimiento aumenta de forma considerable el consumo de energía y los niveles del metabolismo de reposo; de esta manera, la actividad física induce el consumo de calorías.

La actividad física diaria induce beneficios para la salud, a nivel cardiovascular, musculoesquelético, inmunológico, etc. Las actividades físicas integradas a las actividades cotidianas, como caminar, transportarse en bicicleta, subir escaleras, hacer las labores del hogar o sólo hacer las compras, son benéficas, sobre todo si se realizan con frecuencia. Sin embargo, lo más recomendable es practicar un ejercicio físico programado o deporte a intensidad moderada. Por deporte se entiende cualquier forma de actividad física que mediante una participación organizada o no tiene como objetivo expresar o mejorar las actitudes físico-psíquicas, desarrollar las relaciones sociales o alcanzar resultados deportivos en cualquiera de sus niveles. Para la correcta realización de un deporte se requiere de entrenamiento. El entrenamiento es la planificación y realización sistemática de las medidas necesarias (contenidos y métodos de entrenamiento) para la obtención de ciertos efectos físicos o psicológicos, persistentes y duraderos a través de la actividad física. El ejercicio requiere movimientos corporales, lo cual se consigue a través de los movimientos de los músculos esqueléticos. La célula muscular sólo es capaz de obtener energía química del trifosfato de adenosina (ATP, adenosine triphosphate); por lo tanto, los macronutrientes deben ceder la energía de sus enlaces químicos a través de distintos procesos bioquímicos. Para esto, se dispone de diversas vías metabólicas que proporcionan energía, las cuales se detallan a continuación.

Vías energéticas durante la actividad física

La principal fuente de energía para la contracción de las fibras musculares se obtiene de la desintegración del ATP en adenosina difostato (ADP, adenosine diphosphate) y adenosina monofostato (AMP, adenosine monophosphate). Esta reacción se desarrolla por medio de la enzima ATPasa de miosina o adenosintrifosfatasa de miosina. Sin embargo, la cantidad de ATP disponible en el músculo sólo alcanza a proporcionar energía por 1 a 2 s. Si las contracciones musculares se prolongan por más tiempo, el ATP tiene que ser abastecido a través de fuentes energéticas secundarias. Éstas se dividen en vía energética anaerobia y vía energética aerobia. Los esfuerzos anaeróbicos tienen una duración máxima de 2 min; por otro lado, los esfuerzos de resistencia duran más de 10 min y su fuente energética proviene en 80% de vías oxidativas, por lo que se le denomina vía aeróbica; su principal fuente de energía son los hidratos de carbono.

Vía energética anaerobia

Vía anaerobia aláctica: fosfocreatina

El primer mecanismo de las vías energéticas secundarias es el desdoblamiento de la molécula creatinfosfato (CrP) en creatina:

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