++
La relación entre fármacos e hígado es compleja, y un problema clínico particular cuando los fármacos lesionan el hígado, lo cual lleva a lesión hepática inducida por fármacos (DILI), o cuando un hígado enfermo ya no puede manejar fármacos de manera adecuada. Ambos estados son entidades separadas, y comúnmente ocurren de manera independiente una de otra. En comparación con la DILI, la cirrosis hepática con sus múltiples causas es mucho más frecuente en la población general y, así, requiere atención especial por parte de médicos y otros profesionales del cuidado de la salud.
++
La gravedad de la enfermedad y la comorbilidad son factores de riesgo específicos para pacientes con cirrosis hepática, y pueden requerir polifarmacia. Estas enfermedades representan un desafío clínico particular, porque la cirrosis hepática como la enfermedad básica cambia hacia una entidad morbosa multifacética con riesgos altos que tiene que evaluarse de manera individual, paciente a paciente, a fin de evitar problemas de salud importantes.1-3 El tratamiento de las complicaciones de la cirrosis hepática y las comorbilidades por fármacos requiere evaluaciones respecto a la función hepática residual; cortocircuito portosistémico, incluso posible cortocircuito portosistémico intrahepático transyugular (TIPS); farmacocinética con metabolismo hepático y extrahepático de fármacos, y biodisponibilidad; ajuste de la dosificación de fármacos; aspectos de farmacodinámica; interacciones farmacológicas, y riesgo de DILI. Ante estas variables múltiples, cada paciente con cirrosis hepática y la necesidad de farmacoterapia debe ser objeto de una evaluación individual respecto tanto a las modalidades de farmacoterapia como al uso racional de fármacos, con consideración de observaciones y recomendaciones respectivas previamente publicadas.1-11
++
El objetivo del presente artículo es revisar cómo el hígado cirrótico maneja la eliminación de fármacos, y qué medidas precautorias han de considerarse respecto a la dosificación de fármacos en esta cohorte de pacientes particular para proporcionar algunas recomendaciones generales para un uso racional y seguro de fármacos.
++
En un estudio realizado en Suiza, que se publicó en 2012, se describieron un total de 2 415 diagnósticos entre 600 pacientes cirróticos, lo cual dio lugar a seis diagnósticos por cada paciente, con un rango de 1 a 10.2 A partir de estos 2 415 diagnósticos, sólo 39.3% se relacionó con el hígado. Al considerar los diagnósticos no relacionados con el hígado restantes, los diagnósticos frecuentes se centraron en el sistema digestivo (28.4%), el sistema circulatorio (14.2%), la sangre y los órganos formadores de sangre (8.7%), y trastornos psiquiátricos (7.5%).2 Por ende, los fármacos usados de manera más prevalente fueron el clometiazol, la amoxicilina más ácido clavulánico, el paracetamol, glibenclamida, lorazepam, captopril y tiaprida.
++
En un estudio previo efectuado en España, que se reportó en 2003, se encontró un promedio de 2.5 comorbilidades para cada uno de los 568 pacientes hospitalizados con cirrosis hepática.3 Las comorbilidades comprendieron diabetes mellitus (30%), trastornos infecciosos (24%), enfermedades cardiovasculares (20%) y alcoholismo ...