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El interrogatorio del paciente y su exploración física completa son fundamentales para llevar a cabo un diagnóstico dermatológico correcto, y la dermatoscopia forma un eslabón entre la observación clínica y el estudio histopatológico. Esta técnica diagnóstica no invasiva ofrece una exploración horizontal, mientras el estudio histopatológico lo hace de manera vertical. Así, la dermatoscopia aporta una nueva dimensión morfológica a través de la observación de estructuras epidérmicas y dérmicas y de esta manera conduce a diferenciar las lesiones benignas de las malignas. Durante el consenso virtual vía internet llamado Consensus Net Meeting on Dermoscopy, promovido en el año 2000, se unificó la terminología y definición de cada una de las estructuras dermatoscópicas, y mediante los patrones y diferentes algoritmos se estableció un procedimiento de diagnóstico llamado “método de dos etapas” para clasificar las lesiones pigmentadas cutáneas (cuadros 5-1 a 5-3).
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