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Las complicaciones agudas por lo general ocurren durante una sesión de hemodiálisis. De acuerdo con el orden de frecuencia, éstas incluyen:
Hipotensión (5 a 40%).
Calambres (5 a 20%).
Náuseas y vómito (5 a 15%).
Cefalea (5%).
Dolor torácico (2 a 5%).
Prurito (5%).
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Existen otras complicaciones relacionadas con la hemodiálisis. La hipertensión arterial intradialítica es menos frecuente que la hipotensión arterial, pero tiene implicaciones pronósticas relevantes.
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La fiebre y escalofríos en pacientes en hemodiálisis debe ser atribuida a infecciones endovasculares, sobre todo en quienes el acceso vascular es a través de un catéter venoso de alto flujo. Asimismo, es sugerente de infección endovascular la fiebre al final del tratamiento de hemodiálisis.
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Se recomiendan la toma de hemocultivos, el retiro del acceso vascular y la cobertura empírica de cocos grampositivos meticilino-resistentes.
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En la actualidad, la fiebre no debe atribuirse a las membranas de los dializadores u otras sustancias empleadas durante la hemodiálisis.
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Finalmente, el síndrome de desequilibrio dialítico (SDD) es una complicación poco frecuente que requiere especial mención debido a la gravedad de la complicación y el potencial de prevención de la misma.
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La duración de la hemodiálisis y la ultrafiltración, en asociación con el grado de depuración de solutos, incrementan la incidencia de cefalea, náuseas y vómito. La etiología de la cefalea durante la hemodiálisis se desconoce. Se considera a veces como una forma leve del síndrome de desequilibrio dialítico, o bien, puede estar asociado con el uso de acetato o ausencia de glucosa en el líquido dializante. En raras circunstancias puede deberse a hemorragia intracraneal exacerbada por la heparinización durante la hemodiálisis.
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Una medida preventiva útil es disminuir la intensidad de la hemodiálisis, o emplear líquido dializante que contenga bicarbonato y glucosa. El tratamiento es sintomático si no hay otra causa de la cefalea.
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El dolor torácico puede ocurrir junto con hipotensión intradialítica, o bien con el síndrome de desequilibrio dialítico. Deben considerarse otras posibilidades, las cuales incluyen angina, hemólisis y, rara vez, embolismo aéreo. Siempre que haya dolor torácico se debe considerar y descartar un síndrome coronario agudo.
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Debe sospecharse su presencia ante todo paciente que se encuentre en hemodiálisis, dada la alta incidencia de enfermedad coronaria en este tipo de pacientes. Se debe realizar un electrocardiograma y solicitar enzimas cardíacas. Valorar suspender la hemodiálisis en lo que se logra estabilizar al paciente.
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Puede presentarse como dolor torácico opresivo o dolor de espalda. Merece una consideración especial como un factor etiológico, ya que si no se reconoce a tiempo, se puede presentar hiperpotasemia grave, pese a hemodiálisis simultánea.
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Los siguientes hallazgos son altamente sugerentes de hemólisis: