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Introducción

En la actualidad, el número de pacientes inmunodeprimidos (inmunocomprometidos) que buscan atención médica en la sala de urgencias se ha incrementado. Lo anterior se debe a padecimientos como el virus de inmunodeficiencia adquirida (VIH), así como al aumento de pacientes con postrasplantes, pacientes con neoplasias malignas bajo tratamiento de quimioterapia, a la administración de fármacos inmunosupresores y anticuerpos monoclonales para enfermedades autoinmunes, entre otros factores.

Cuando se valora a un paciente inmunodeprimido, se determina qué tipo de inmunosupresión experimenta y, por lo tanto, reducir los probables organismos patógenos. Del mismo modo, se valora si el episodio febril es una verdadera urgencia médica (p. ej., neutropenia grave y fiebre) en la cual se necesite instaurar de forma inmediata terapia antimicrobiana para evitar complicaciones graves o incluso la muerte.

El inicio de la antibioticoterapia en urgencias se realiza de forma juiciosa al identificar el foco infeccioso más probable, a través de cultivos para tomar en cuenta las potenciales interacciones entre los fármacos del paciente. A continuación, se discutirán los diferentes escenarios clínicos de inmunosupresión más frecuente en la sala de urgencias.

Pacientes postrasplantados de órgano sólido

Los pacientes postrasplantados tienen un riesgo elevado de infección; lo anterior depende del periodo posterior al trasplante en el que se encuentren. En este grupo de pacientes es imperativo encontrar la fuente del episodio febril y el agente etiológico causal.

Sin embargo, existen algunas particularidades en estos pacientes, ya que el cuadro clínico causal de la fiebre se puede encontrar enmascarado, con infecciones duales o múltiples o incluso fiebre no infecciosa. No obstante, los pacientes postrasplantados se caracterizan por una rápida progresión de la infección o pobre tolerancia a la infección establecida. Se sugiere en este grupo de pacientes revisar los efectos tóxicos de los antibióticos y las posibles interacciones.

Las infecciones de pacientes trasplantados se dividen en: a) derivadas del donador; b) derivadas del receptor; c) adquiridas en la comunidad, y d) nosocomiales. Las infecciones derivadas del donador se adquieren a través del órgano donado y habitualmente se presentan en las primeras semanas después del trasplante; pueden ser infecciones latentes (CMV, tuberculosis, entre otras); infecciones nosocomiales o infecciones diseminadas. Las infecciones derivadas del receptor pueden ser infecciones activas al momento del trasplante y principalmente reactivaciones.

El patrón de infecciones en el paciente postrasplantado se predice por la inmunosupresión utilizada que por lo general disminuye con el tiempo y el uso actual de profilaxis. El riesgo de infección se correlaciona con el estado de inmunosupresión neto y la exposición del paciente a patógenos potenciales. En el cuadro 57-1 se muestra la línea de tiempo de infecciones en pacientes postrasplantados.

Cuadro 57-1

Línea del tiempo de infecciones postrasplante.

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