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Definición y etiología
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La cefalea constituye el dolor o sensación desagradable que se presenta desde la región orbitaria hasta la suboccipital. Constituye la primera causa neurológica de consulta en el servicio de urgencias (SU), de atención primaria o especializada.
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Aunque 90% de las cefaleas son de causa primaria, la estrategia diagnóstica inicial en el SU obliga a determinar si tiene alguna característica que haga pensar que puede ser secundaria a algún proceso intracraneal o sistémico, con la intención de identificar cuadros de mayor gravedad (hemorragia subaracnoidea [HSA] o intracraneal, meningitis infecciosa, lesiones ocupantes de espacio, intoxicación por monóxido de carbono, arteritis de la temporal, glaucoma agudo de ángulo cerrado, trombosis venosa) y, en segundo término, establecer si las características clínicas del cuadro corresponde con alguna de las cefaleas primarias (aquellas sin causa estructural demostrada).
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Una adecuada anamnesis consigue responder de manera satisfactoria ambas preguntas, la exploración neurológica dirigida es imprescindible para establecer un diagnóstico, planificar exploraciones complementarias pertinentes y establecer la estrategia terapéutica adecuada (tratamiento agudo y estrategias de prevención), así como determinar los casos que requieren manejo por parte del especialista.
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La anamnesis incluye características de inicio, forma de presentación, tipo, intensidad, localización, duración, factores desencadenantes, atenuantes y exacerbantes, fenómenos acompañantes, limitación de las actividades, frecuencia y duración de los episodios, cambios en las características de la misma, antecedentes personales y familiares de cefalea, tiempo de uso, tipo de medicamentos empleados y cambios en la dosis, y en caso de presentarse pródromos, las características y duración de los mismos. Es importante interrogar sobre el uso y abuso de sustancias, así como la suspensión de los mismos de forma reciente.
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Exploración física y neurológica
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El examen físico dirigido, iniciando con los signos vitales, debe incluir una exploración de las estructuras craneales (piel, cuero cabelludo, articulación temporo-mandibular, boca, dientes, ojos, oídos, movilidad cervical, músculos cervicales y palpación de pulsos temporales) y se complementa con un examen neurológico que incluya estudio de fondo de ojo, exploración de nervios craneales (en especial oculo-motores y campos visuales), maniobras para descartar focalización motora, sensitiva y cerebelo-vestibular, y la presencia de soplos arteriales.
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Es importante reconocer los siguientes datos de alarma:
Inicio brusco (“cefalea explosiva” o “en trueno”).
Inicio reciente y evolución progresiva.
Inicio en personas mayores de 50 años de edad.
Localización estrictamente unilateral.
Desencadenada por ejercicio, tos, cambio postural o maniobra de Valsalva.
Interrupción del sueño.
Asociada a fiebre no explicada por otra enfermedad.
Presencia de síntomas neurológicos no explicados por aura.
Signos de focalización neurológica o crisis epilépticas.
Datos de hipertensión intracraneal.
Acompañada de alteración de alerta o personalidad.
Evidencia de papiledema o hemorragia intraocular.
Refractariedad al tratamiento a pesar de un buen apego.
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Es importante establecer un escenario clínico en el que se presenta la sintomatología, que ...