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El aparato circulatorio se compone de una bomba o motor circulatorio (corazón) y unos conductos de transporte (vasos sanguíneos) que comienzan (arterias) y acaban (venas) en el corazón, y a través de los cuales circula un fluido, la sangre. La función principal del corazón es transportar sangre desde el territorio venoso de baja presión al sistema arterial de alta presión. En realidad, se trata de transportar sangre con poco O2 a los pulmones, y sangre rica en O2 y nutrientes hacia los distintos tejidos de acuerdo con las necesidades metabólicas del organismo. En este capítulo se revisan la anatomía macroscópica, las características ultraestructurales y las bases del acoplamiento excitación-contracción-relajación del músculo cardíaco.
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Anatomía macroscópica del corazón
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El corazón es un órgano muscular hueco, en forma de cono invertido, con el vértice dirigido hacia abajo, hacia adelante y hacia la izquierda, y la base hacia arriba, que se extiende entre la segunda costilla y el quinto espacio intercostal. Consta de cuatro cavidades o cámaras (figura 35-1), las dos superiores se denominan aurículas, y las dos inferiores o ventrículos, que están separadas entre sí por el esqueleto fibroso, así como por los correspondientes septos o tabiques, interauricular e interventricular, que impiden que se mezcle la sangre de los dos lados, derecho e izquierdo del corazón.
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Las aurículas son cavidades que presentan una pared delgada y presiones bajas. Su función es almacenar la sangre que procede del territorio venoso sistémico (aurícula derecha) y pulmonar (aurícula izquierda) durante la contracción (sístole) ventricular. La sangre llega a la aurícula derecha a través de tres venas: la cava superior (drena la sangre de la porción supradiafragmática), la cava inferior (drena la sangre infradiafragmática) y el seno coronario (drena la sangre del propio corazón); la aurícula izquierda recibe la sangre procedente de los pulmones a través de las venas pulmonares. La sangre almacenada en las aurículas pasa de forma pasiva hacia los ventrículos durante la diástole ventricular, una vez que se han abierto las válvulas aurículo-ventriculares, aunque la contracción (sístole) auricular contribuye de forma activa al llenado ventricular (véase capítulo 38).
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Los ventrículos desarrollan la fuerza necesaria para bombear la sangre a través de la arteria pulmonar (ventrículo derecho) y de la aorta (ventrículo izquierdo), razón por la que sus paredes son mucho más gruesas que las de las aurículas. Dado que la sangre sólo fluye desde zonas de presión más alta a las de presión más baja, para poder expulsar la sangre es necesario que la presión intraventricular aumente y supere la presión existente en la arteria pulmonar y en la aorta. Aunque cada ventrículo bombea la misma cantidad ...