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Para que la contracción cardíaca pueda bombear la sangre a los distintos tejidos del organismo es necesario que el corazón genere, de forma rítmica, impulsos que se propagan de manera ordenada a todo el miocardio. En condiciones fisiológicas, los potenciales de acción cardíacos que producen la respuesta contráctil se originan en el nódulo sinoauricular (SA), que actúa como marcapaso cardíaco. Desde allí, los impulsos se conducen a las aurículas, atraviesan el nódulo auriculoventricular (AV) y a través del sistema His-Purkinje se propagan a los ventrículos, que responden contrayéndose de forma sincrónica (figura 36-1). Cuando esta secuencia de excitación se altera se producen alteraciones del ritmo cardíaco (arritmias), que representan una importante causa de mortalidad. En este capítulo se analizarán las propiedades electrofisiológicas de las células cardíacas (excitabilidad, automatismo y refractariedad), los mecanismos iónicos implicados en la génesis y propagación del potencial de acción a través de los distintos tejidos cardíacos y, por último, cómo se generan las arritmias cardíacas.
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El corazón es un músculo estriado por lo que todas las células cardíacas son excitables, es decir, son capaces de responder a estímulos externos (químicos-neurotransmisores, mecánicos, térmicos o eléctricos) que generan una respuesta eléctrica, el potencial de acción cardíaco, que se acompaña de la correspondiente respuesta contráctil. La excitabilidad es la base de la implantación de marcapasos o de sistemas de estimulación eléctrica programada. No todos los estímulos tienen igual capacidad para producir un potencial de acción, siendo preciso que para ello posean una mínima intensidad, a la que se denomina umbral de excitabilidad.
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Potencial de acción cardíaco
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A ambos lados de la membrana lipoproteica que separa los medios intracelular y extracelular existe una diferencia de potencial, que se conoce como potencial de membrana (Em). Cuando una célula muscular cardíaca no se estimula el valor del Em se mantiene constante y recibe el nombre de potencial de reposo. El potencial de reposo oscila entre −80 y −90 mV en las células musculares auriculares y ventriculares, y en el sistema de His-Purkinje, y entre −60 y −50 en las células de los nódulos SA y AV (cuadro 36-1). Si en estas condiciones se aplica un pulso despolarizante se desplaza el Em hacia valores menos negativos, y si se alcanza un determinado nivel, que se denomina potencial umbral, se produce un cambio reversible del potencial de membrana de las células cardíacas al que se conoce como potencial de acción cardíaco.
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