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La función primordial del corazón es contraerse de forma rítmica y ordenada para generar en las cavidades cardíacas la presión necesaria para enviar un volumen de sangre oxigenada adecuada a las necesidades metabólicas de los tejidos. La función de bomba que ejerce el corazón depende de la contracción y relajación sincronizada de las aurículas y ventrículos y de la función de las válvulas auriculoventriculares (AV) y semilunares que regulan el flujo de la sangre a través del corazón, lo cual se traduce en cambios de presión, flujo y volumen de sangre durante el ciclo cardíaco. En este capítulo se analizan primero la función de bomba del corazón y su expresión funcional, el volumen minuto, así como los factores que lo regulan. Más adelante se estudian las curvas presión-volumen en diversas situaciones fisiopatológicas, los factores que determinan el trabajo cardíaco y las demandas miocárdicas de O2, por último, se analiza la insuficiencia cardíaca como ejemplo representativo del fallo de la función de bomba cardíaca.
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El ciclo cardíaco comprende la sucesión de fenómenos eléctricos y mecánicos, así como los cambios en presión, flujo y volumen de sangre que tienen lugar en las cavidades auriculares y ventriculares durante cada latido cardíaco. En el ciclo cardíaco se distinguen dos fases: la diástole, durante la cual las cavidades cardíacas se relajan y se llenan de sangre, y la sístole, durante la cual las aurículas y los ventrículos se contraen, expulsando la sangre hacia los ventrículos y hacia la circulación pulmonar y sistémica, respectivamente. En cualquier caso, debemos recordar que el flujo de sangre a través de las cavidades cardíacas está controlado por cambios de presión, pasando de la zona donde la presión es más alta hacia aquella en la que es más baja.
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Para analizar el ciclo cardíaco se toma como modelo el corazón (aurícula y ventrículo) izquierdo, aunque todas las fases se reproducen en el corazón derecho. La figura 38-1 muestra los cambios en las presiones del corazón izquierdo y en la aorta, en el volumen ventricular y en el electrocardiograma (ECG), así como los ruidos cardíacos que se pueden auscultar durante el ciclo cardíaco. En un individuo sano cuya frecuencia cardíaca en reposo es de 75 latidos/minuto, el ciclo cardíaco dura unos 800 ms, de los cuales 300 ms corresponden a la sístole y 500 ms a la diástole (cuadro 38-1).
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