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Introducción

La función del aparato cardiovascular es transportar el O2 y los nutrientes a las células, así como eliminar el CO2 y los productos de desecho que éstas producen. Este proceso de transporte se realiza a nivel de los capilares, los vasos de menor calibre, que están formados por una monocapa de células endoteliales. Este capítulo analiza los procesos de transporte que tienen lugar a nivel capilar, entre la sangre circulante y el líquido intersticial, así como los mecanismos que lo regulan en condiciones fisiopatológicas. En condiciones normales 10% del líquido que pasa, desde la sangre al líquido intersticial, regresa a la circulación general a través del sistema linfático, razón por la que también es importante considerar su estructura y función.

Circulación capilar

Los capilares constituyen el elemento del sistema circulatorio, en el que tienen lugar los intercambios de sustancias entre la sangre circulante y el líquido intersticial que rodea las células. Como muestra la figura 42-1, las arteriolas, cuyo diámetro varía entre 20-80 µm, se subdividen en metaarteriolas (10-20 µm de diámetro) que presentan una capa muscular discontinua, la cual desaparece en su extremo distal. Las metaarteriolas pueden hacer contacto directo a través de los canales preferenciales con las vénulas poscapilares o bien dar lugar a múltiples capilares verdaderos. La relación entre metaarteriolas y capilares es muy variable, pues se observa que en los tejidos con baja actividad metabólica (cartílago, tejido celular subcutáneo), la relación es de 1:2-3, mientras que en los tejidos metabólicamente activos (músculo esquelético y cardíaco) puede ser de 1:10-100.

Figura 42-1

Estructura de la circulación capilar. Las flechas indican la dirección del flujo sanguíneo. Observe la disposición de la musculatura lisa, responsable de la vasomotricidad capilar.

Los capilares están formados por una monocapa de células endoteliales, pero carecen de capa muscular en su pared, por lo que su diámetro interno no cambia de forma apreciable. Sin embargo, en su punto de origen presentan un anillo de músculo liso, denominado esfínter precapilar, que regula el paso de la sangre a través del capilar. Aunque su diámetro es muy pequeño y presentan una elevada resistencia, la disposición en paralelo de miles de capilares por mm3 de tejido reduce la resistencia total; de hecho, en el cerebro y en el músculo esquelético, los capilares solamente son responsables de 1% de las resistencias vasculares totales. Los capilares drenan en las vénulas poscapilares de 5-10 µm de diámetro, que carecen de musculatura lisa y son muy permeables, lo que permite el paso a través de líquidos y moléculas de bajo peso molecular y, finalmente, en vénulas musculares. En los tejidos en reposo, la mayor parte de los capilares están colapsados y el flujo pasa directo de las arteriolas a las vénulas, mientras que en los tejidos activos la vasodilatación de las ...

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