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El esófago es un tubo muscular que mide entre 18 y 26 cm de longitud, casi recto, con una localización intratorácica —a excepción de los últimos 2 a 4 cm distales— que conecta la faringe con el estómago. Por tanto, es el único órgano digestivo de localización torácica. Su función principal es mecánica: permitir el paso del bolo alimenticio al estómago. A pesar de la aparente simplicidad estructural, presenta un alto grado de especialización funcional, sobre todo motora. Así, su diseño tiene como objetivo principal “mantenerse vacío” y, en consecuencia, eliminar todo contenido de su luz. De igual manera, controla el ascenso retrógrado del contenido gástrico, evitándolo en circunstancias normales y contribuyendo a su expulsión durante los reflejos del vómito y del eructo.
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Los extremos distales esofágicos son el esfínter esofágico superior y el esfínter esofágico inferior, que junto con el cuerpo esofágico completan la división funcional esofágica (figura 58-1). El primero, también llamado esfínter cricofaríngeo o esfínter faringoesofágico, es una estructura bien diferenciada desde el punto de vista anatómico, situada entre la faringe y el esófago. Está formado por el músculo cricofaríngeo, el cual es una banda de músculo estriado en forma de C cuyos extremos se fijan anteriormente al cartílago cricoides. Aunque la zona de máxima presión del esfínter esofágico superior es la que corresponde a dicho músculo, con una longitud aproximada de 1 cm, se extiende tanto en sentido proximal como caudal. Así, contribuyen también a la presión de éste la porción caudal del músculo constrictor de la faringe y la parte más proximal del esófago cervical. Presenta una asimetría presiva debida a la configuración del músculo cricofaríngeo, las máximas presiones se presentan en sentido anteroposterior.
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El cuerpo esofágico es la región esofágica que se extiende entre el esfínter esofágico superior y el inferior. Se inicia casi a nivel de la quinta a sexta vértebras cervicales, transcurriendo básicamente por la cavidad torácica (mediastino posterior) y se relaciona directamente con importantes estructuras anatómicas.
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El esfínter esofágico inferior también se conoce como cardias o unión gastroesofágica. Ha sido considerado siempre como un esfínter funcional, aunque hace poco se ha identificado a dicho nivel un engrosamiento de la capa muscular esofágica (cerca del doble de su tamaño justo superior e inferior). Este engrosamiento alcanza 30 mm de longitud axial, y se localiza a casi 1 cm por encima del ángulo de His. Correspondiendo a esta zona, dentro de la luz esofágica, la mucosa esofágica se transforma en mucosa de tipo gástrico, formando la denominada línea Z o transición escamocolumnar coincidiendo con la zona central del esfínter esofágico inferior (figura 58-2).
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La disposición estructural de la pared del tubo digestivo está formada por cuatro capas fundamentales: mucosa, submucosa, muscular y serosa. El esófago presenta algunas variaciones en comparación con la del resto del tubo digestivo quizá debidas a su localización, fundamentalmente intratorácica, y sus funciones especiales. Así, al no estar recubierto de peritoneo, en lugar de serosa, la capa más externa de la pared esofágica es una adventicia cuya función principal es la unión con las estructuras vecinas. Por otro lado, la capa muscular presenta características especiales. El esfínter esofágico superior y una longitud no constante del cuerpo esofágico (entre 2 y 4 cm) por debajo de éste, están formados por músculo estriado. Más distalmente, y hasta el esfínter esofágico inferior, la capa muscular esofágica está constituida por fibras musculares lisas. Los dos tipos musculares se mezclan en una zona del esófago medio variable en cada individuo. A su vez, la capa muscular está dividida en dos capas, aunque no existe una separación tisular entre ellas. La capa interna está formada por fibras musculares dispuestas de manera circular y la capa externa presenta fibras musculares orientadas en sentido longitudinal. La mucosa está constituida por un epitelio estratificado no queratinizado. Tiene un aspecto liso y de color rosado a la endoscopia. La submucosa presenta un tejido conjuntivo laxo, separándose de la mucosa mediante la muscularis mucosae compuesta, a su vez, de fibras musculares lisas dispuestas longitudinalmente. Las glándulas existentes entre la capa mucosa y submucosa se aproxima a las 800.
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La irrigación arterial esofágica proviene de diversas fuentes. A escala cervical, ésta viene de las arterias tiroideas superiores e inferiores. La vascularización del esófago torácico depende de las ramas de la arteria traqueobronquial y de las ramas directas de la aorta. Al nivel de la unión gastroesofágica, los vasos arteriales son ramas de la arteria gástrica izquierda en las caras anterior y lateral derecha, mientras que la cara posterior está vascularizada por ramas de la arteria esplénica. El retorno venoso se realiza mediante dos redes venosas: intramucosa y submucosa, conectadas entre sí. El drenaje venoso del esófago superior se lleva a cabo por la vena cava superior, el del segmento esofágico medio por las venas ácigos y el del esófago distal mediante la vena gástrica izquierda y las venas gástricas cortas. La red anastomótica venosa submucosa tiene importancia fisiopatológica, ya que a dicho nivel se originan las varices esofágicas como consecuencia de la hipertensión portal. El drenaje linfático esofágico se realiza a partir de un plexo submucoso linfático que recorre longitudinalmente todo el esófago, y también es segmentario, aunque con numerosas interconexiones.
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La inervación esofágica es tanto simpática como parasimpática. La inervación intrínseca esofágica está formada por dos plexos nerviosos: plexos de Auerbach y Meissner. Están constituidos por dos redes neuronales diferenciadas: una excitatoria responsable de la contracción muscular y de tipo colinérgico, y otra inhibitoria mediada por el óxido nítrico (NO) responsable de la relajación muscular. Estas redes se localizan entre la capa longitudinal y circular de la musculatura esofágica. Los ganglios de dichos plexos son más numerosos en la zona esofágica donde predomina el músculo liso, aunque son más pequeños y menos numerosos que los situados en otras áreas del tubo digestivo. La inervación extrínseca depende de los nervios recurrentes laríngeos en el esófago superior y los nervios vagos en el resto del esófago, estos últimos descienden a lo largo del trayecto esofágico y forman un plexo, por último, atraviesan el hiato diafragmático. En las zonas submucosas e intraepiteliales esofágicas se encuentran terminaciones aferentes medulares y vagales libres que pueden actuar como mecanorreceptores y, por tanto, cumplir una función de receptores de tensión o distensión. Tal vez funcionan a través de la interacción sensorial-motora para modular la actividad contráctil, y quizá mediante sensaciones o estímulos no dolorosos como la saciedad.