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Con el envejecimiento aparecen una serie de cambios (morfológicos, funcionales y bioquímicos) que llevan a fallos funcionales y a la muerte. Estos cambios han sido bien sistematizados del siguiente modo:
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1) Con el envejecimiento existe un aumento de la tasa de mortalidad después de la maduración.
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En efecto, la observación de la curva de supervivencia (véase más adelante) nos lleva a concluir que la tasa de mortalidad se mantiene relativamente constante para luego acelerarse de manera brusca en las fases tardías de la vida.
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2) El envejecimiento conlleva cambios en la composición del organismo.
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Así en mamíferos se produce una disminución de la “masa magra” y un aumento de la proporción de grasa en el organismo. Hay otros muchos cambios característicos que se observan en las células envejecidas. Así se observan aumentos en el contenido de lipofucsina en las células y aumento de entrecruzamientos entre las matrices de las moléculas como por ejemplo del colágeno. El autor de este capítulo y su equipo han estudiado la evolución de las enzimas de la defensa antioxidante con el envejecimiento en varios tejidos de los roedores y observado una importante disminución de la actividad de las que tienden a la reducción de especies moleculares derivadas de los radicales libres de oxígeno, por ejemplo la glutatión reductasa y la glucosa-6-fosfato deshidrogenasa. Esto, junto con el hecho de que la generación de los radicales libres (en buena parte independiente de las actividades enzimáticas específicas) aumente con la edad, hace que la célula vieja se encuentre especialmente desprotegida contra la acción dañina de las especies reactivas de oxígeno y se lesionen proteínas, ácidos nucleicos y otras moléculas. Estos cambios moleculares conducen a alteraciones sutiles en las células y tejidos que llevan a la dificultad para mantener la homeostasis que es típica de los organismos viejos y que se describen a continuación.
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3) Existe una gran cantidad de cambios funcionales progresivos que tienden a un deterioro general del organismo.
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Una característica fundamental del organismo envejecido es la pérdida de la capacidad para recuperarse de las agresiones. Más que cambios en los valores del estado estacionario lo que se pierde es la capacidad de mantener los valores normales. En una palabra, se pierde capacidad homeostática. Por ejemplo, la glucemia basal casi no decae con la edad; sin embargo la capacidad para recuperar el valor de la misma tras la ingesta de carbohidratos disminuye mucho. Además, no todos los parámetros cambian igual con el envejecimiento. Ya se ha mencionado que la glucemia basal cambia poco con la edad. La función renal, sin embargo, decae mucho con los años. El lector encontrará en otros capítulos de la presente obra más ejemplos de funciones fisiológicas que decaen con la edad. En resumen, cabe decir que la característica más significativa del envejecimiento es, probablemente, la disminución de la capacidad del organismo a adaptarse al estrés.
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4) Existe una mayor susceptibilidad del organismo envejecido a enfermedades de varios tipos.
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Quizá esto se deba, al menos en parte, a un marcado deterioro del sistema inmune: de hecho en el viejo se altera la práctica totalidad de las funciones de este sistema. Mientras que la respuesta a antígenos exógenos se ve disminuida, la respuesta a los endógenos aumenta. Esto conduce a un aumento en la incidencia de enfermedades autoinmunes. El hecho de que existan enfermedades que se relacionan con el envejecimiento no significa que deba considerarse a éste como patológico.