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La farmacodinámica es el estudio de los efectos bioquímicos y fisiológicos de los fármacos y sus mecanismos de acción. La comprensión de la farmacodinámica puede proporcionar las bases para el uso terapéutico racional de un medicamento y el diseño de nuevos y mejores agentes terapéuticos. Dicho de una manera simple, la farmacodinámica se refiere a los efectos del fármaco en el organismo. Por el contrario, los efectos del cuerpo en las acciones de un fármaco son procesos farmacocinéticos (cap. 2), lo que incluye absorción, distribución, metabolismo y excreción de fármacos (a menudo conocido por el acrónimo ADME). Muchos efectos adversos de fármacos y efectos tóxicos pueden anticiparse al comprender su mecanismo de acción, su farmacocinética e interacciones con otros fármacos. Así, las propiedades farmacodinámicas y farmacocinéticas de un fármaco contribuyen a un tratamiento seguro y exitoso. Los efectos de muchos fármacos, ya sean beneficiosos o nocivos, pueden diferir ampliamente de un paciente a otro por diferencias genéticas que alteran la farmacocinética y farmacodinámica de un fármaco dado. Este aspecto de la farmacología se denomina farmacogenética y se revisa en el capítulo 7.
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CONCEPTOS DE FARMACODINÁMICA
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Los efectos de la mayor parte de los fármacos son consecuencia de su interacción con componentes macromoleculares del organismo. Estas interacciones alteran la función de componentes pertinentes e inician cambios bioquímicos y fisiológicos que son característicos de la respuesta al fármaco. El término receptor farmacológico u objetivo farmacológico denota las macromoléculas celulares o complejos macromoleculares con los cuales interactúa un fármaco para desencadenar una respuesta celular, es decir, un cambio en la función celular. Los fármacos por lo común alteran la tasa o magnitud de una respuesta celular intrínseca más que crear nuevas respuestas. Los receptores farmacológicos a menudo se localizan en la superficie celular, pero muchos también pueden ubicarse en compartimientos intracelulares específicos como en el núcleo. Muchos fármacos también interactúan con aceptores (p. ej., albúmina sérica) en el organismo. Los aceptores son entidades que no causan algún cambio directo en la respuesta bioquímica o fisiológica, sin embargo la interacción de los fármacos con aceptores, como la albúmina sérica, pueden alterar la farmacocinética de las acciones de un medicamento.
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Desde un punto de vista numérico, las proteínas forman la clase más importante de receptores farmacológicos. Algunos ejemplos incluyen los receptores para hormonas, factores de crecimiento, factores de transcripción y neurotransmisores; las enzimas de vías metabólicas cruciales o reguladoras (p. ej., dihidrofolato reductasa, acetilcolina esterasa y fosfodiesterasas nucleotídicas cíclicas); las proteínas que participan en procesos de transporte (p. ej., Na+, K+-ATPasa); glucoproteínas secretadas (p. ej., Wnts) y proteínas estructurales (p. ej., tubulina). La unión específica de fármacos a otros constituyentes celulares como el DNA también puede explotarse con fines terapéuticos. Por ejemplo, los ácidos nucleicos son receptores farmacológicos de importancia particular para ciertos quimioterapéuticos antineoplásicos y antivirales.
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Receptores fisiológicos
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