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Cuanto más tiempo vivo tanto más me convenzo de que la mitad de la infelicidad en el mundo proviene de pequeñas obstrucciones, de un conducto afectado, de un alimento que ejerce presión en el lugar equivocado, de un duodeno alterado o de un píloro agitado.
Sydney Smith (1771-1845)
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INTRODUCCIÓN A LA MOTILIDAD GASTROINTESTINAL
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El tubo digestivo se encuentra en un estado continuo de contractilidad, absorción y secreción. El control de este estado es complejo y a él contribuyen el propio músculo y el epitelio así como los nervios locales del sistema nervioso entérico (ENS, enteric nervous system), el sistema nervioso autónomo (ANS, autonomic nervous system) y las hormonas circulantes (DeGiorgio et al., 2007; Furness, 2006; Grundy et al., 2006; Wood, 2008). De éstos, tal vez el regulador más importante de la función intestinal es el sistema nervioso entérico (fig. 46-1). Este sistema es un cúmulo amplio de nervios que constituye la tercera división del sistema nervioso autónomo. Es la única parte del ANS que tiene una verdadera capacidad de función autónoma si se separa del sistema nervioso central (SNC). El sistema nervioso entérico se encuentra dentro de la pared del tubo digestivo organizado en dos redes conectadas de neuronas y fibras nerviosas: el plexo mientérico (Auerbach), que se halla entre las capas de músculo circular y longitudinal; y el plexo submucoso (Meissner), ubicado en la submucosa. El primero en gran parte interviene en el control motor, en tanto que el último regula la secreción, el transporte de líquido y el flujo sanguíneo. El ENS y el ANS también intervienen en las defensas del organismo e inervan órganos y células del sistema inmunitario (Rhee et al., 2009).
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Generación y regulación de la actividad gastrointestinal
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El sistema nervioso entérico interviene en la naturaleza en gran parte autónoma de la mayor parte de la actividad gastrointestinal. Esta actividad se ...