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Los autores incluyen un capítulo referente a este tema para reconocer que el dolor de espalda es una queja médicas frecuente. Hasta 80% de los adultos refieren dolor de la parte baja de la espalda en algún momento de su vida e incluso en un porcentaje más alto se observa una enfermedad degenerativa de los discos en la necropsia, según Kelsey y White. Una de las tareas del neurólogo es establecer si una enfermedad de la columna ha comprimido la médula espinal o raíces nerviosas. Para realizar esto en forma eficaz se necesitan conocimientos precisos de las estructuras implicadas y también conocimientos de ortopedia y reumatología.
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El dolor en la porción baja de la columna y las extremidades pélvicas es causado por tipos de enfermedades relativamente diferentes de aquellas del cuello, el hombro y los brazos; en consecuencia se considera por separado las dos categorías en cuestión.
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LUMBALGIA Y DOLOR DE MIEMBROS INFERIORES
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La porción inferior de la columna y la pelvis, con inserciones musculares masivas, son relativamente inaccesibles a la palpación y la inspección. Son útiles algunos signos físicos y datos de estudios imagenológicos, pero el diagnóstico a menudo depende de la descripción que el paciente hace del dolor y su comportamiento en posiciones diferentes durante la ejecución de algunas maniobras. Los médicos expertos aprecian la necesidad de emprender investigaciones sistemáticas y métodos de exploración ordenados, cuyas descripciones se hacen en este capítulo, antecedidas de un resumen breve de la anatomía y la fisiología de la columna vertebral.
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Anatomía y fisiología de la porción inferior de la espalda
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La columna ósea es una estructura compleja, divisible a grandes rasgos, en una porción anterior y otra posterior. El componente anterior incluye los cuerpos vertebrales cilíndricos, articulados por discos intervertebrales y sostenidos por los ligamentos longitudinales anteriores y posteriores. Los elementos de la sección posterior son más delicados y se extienden desde los cuerpos vertebrales en la forma de pedículos y láminas que rodean el conducto raquídeo. Las grandes apófisis transversas y espinosas sobresalen en sentido lateral y posterior, respectivamente y sirven como punto de origen e inserción de los músculos que apoyan y protegen la columna vertebral. Las apófisis óseas también están unidas por ligamentos potentes de los cuales el más importante es el amarillo, que cursa por la cara ventral de las láminas. El ligamento longitudinal posterior yace en sentido contrario al ligamento amarillo (en las caras dorsales de los cuerpos vertebrales). Los dos ligamentos definen los bordes posterior y anterior del conducto raquídeo, respectivamente.
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Los componentes posteriores de las vértebras se articulan entre sí, al nivel de las articulaciones interapofisarias, que son diartrodias (también llamadas articulaciones cigapofisarias) y cada una está compuesta de la carilla inferior de la vértebra superior y la carilla superior de la vértebra inferior. En la figura 11-1 se ilustran tales ...