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El síndrome metabólico (síndrome de resistencia a la insulina, síndrome X) es un factor de riesgo importante para enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2; consiste en un conjunto de anomalías metabólicas que incluye resistencia a la insulina, hipertensión y dislipidemia, triglicéridos elevados, y concentraciones de HDL bajas. La prevalencia del síndrome metabólico varía entre los grupos étnicos; aumenta con la edad, el grado de obesidad y la propensión a la diabetes de tipo 2.
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El sobrepeso o la obesidad (en especial la adiposidad central), el estilo de vida sedentario, la edad avanzada y la lipodistrofia son factores de riesgo para el síndrome metabólico. Se desconoce la causa exacta, pero es probable que sea multifactorial. La resistencia a la insulina tiene una función central en la aparición del síndrome metabólico. El aumento de los metabolitos intracelulares de ácidos grasos contribuye a la resistencia a la insulina porque afecta las vías de señalización de la insulina y se acumulan como triglicéridos en el músculo esquelético y cardiaco, al tiempo que estimulan la síntesis hepática de glucosa y triglicéridos. El exceso de tejido adiposo conduce al incremento de la producción de citocinas proinflamatorias.
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MANIFESTACIONES CLÍNICAS
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No hay síntomas específicos del síndrome metabólico. Las principales manifestaciones son obesidad central, hipertrigliceridemia, concentraciones bajas de lipoproteínas de alta densidad, hiperglucemia e hipertensión (cuadro 118-1). Los trastornos relacionados incluyen enfermedad cardiovascular, diabetes tipo 2, esteatosis hepática no alcohólica, hiperuricemia, síndrome de ovarios poliquísticos y apnea obstructiva del sueño.
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