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El prolapso de órganos pélvicos (POP, pelvic organ prolapse) es un trastorno frecuente que puede causar disfunción del aparato genital y disminuir la calidad de vida. Sus signos comprenden descenso de uno o más de los siguientes: pared vaginal anterior, pared vaginal posterior, útero y cuello uterino, cúpula vaginal o perineo (Haylen, 2010). Sus síntomas incluyen abultamiento vaginal, presión pélvica y necesidad de contención o uso de los dedos. La contención es la reducción del prolapso con la mano para mejorar los síntomas y la introducción de los dedos en recto o vagina ayuda a la evacuación de las heces fecales. Para que el prolapso de los órganos pélvicos se considere una enfermedad, los síntomas se deben atribuir al descenso de los órganos pélvicos, en grado tal que la reducción quirúrgica o no quirúrgica alivia los síntomas, restablece la función y mejora la calidad de la vida.
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El POP afecta a millones de mujeres en el mundo. En Estados Unidos constituye la tercera indicación más frecuente para realizar una histerectomía. Además, se calcula que el riesgo en la vida que tiene una mujer de someterse a una operación por prolapso e incontinencia es de 12% (Wu, 2014). El cálculo de la prevalencia de esta enfermedad se dificulta por la ausencia de una definición del prolapso de los órganos pélvicos. Si se utiliza de forma exclusiva la Pelvic Organ Prolapse Quantification y se describe el soporte de éstos, entre 30 y 65% de las mujeres que acuden a una consulta ginecológica sistemática padece prolapso en estadio 2 (Bland, 1999; Swift, 2000, 2005; Trowbridge, 2008). Por el contrario, en los estudios en los que se define el prolapso sólo con base en los síntomas de la paciente, la prevalencia varía de 3 a 6% en Estados Unidos (Bradley, 2005; Nygaard, 2008; Rortveit, 2007).
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El cuadro 24-1 resume los factores predisponentes para el POP. Se desarrolla de manera gradual durante años y su causa es multifactorial. Sin embargo, se desconoce la importancia relativa de cada factor.
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De éstos, el parto vaginal constituye el factor de riesgo citado con más frecuencia. Existe evidencia según la cual el embarazo mismo predispone al POP. No obstante, en numerosos estudios se ha demostrado con claridad que el parto vaginal incrementa la tendencia de la mujer a padecer POP. En el Pelvic Organ Support Study (POSST), la paridad se vinculó con ...